Según la Real Academia Española, la regeneración “es el acto de dar un nuevo ser a algo que degeneró, restablecerlo o mejorarlo”. Por lo tanto, la sostenibilidad regenerativa va más allá de la sostenibilidad convencional que es conocida por todas las personas.
Esta misma tiene como objetivo no solo preservar los recursos existentes, sino también regenerar y mejorar los ecosistemas y las comunidades que han sido afectados por las acciones humanas. Este enfoque se basa en principios ecológicos y holísticos, integrando prácticas que restauren y fortalezcan los sistemas naturales y sociales.
Principios más importantes
Restauración de Ecosistemas: La sostenibilidad regenerativa se enfoca en restaurar los ecosistemas dañados en lugar de reducir el impacto ambiental. La reforestación, la rehabilitación de suelos degradados y la restauración de hábitats naturales pueden ser ejemplos de esto.
Resiliencia: El objetivo es crear sistemas que sean resistentes y capaces de adaptarse y recuperarse de perturbaciones. La diversidad biológica y cultural, la redundancia funcional y la capacidad de adaptación son ejemplos de esto.
Ciclos cerrados de recursos: Fomenta el uso circular de los recursos, en los que los desechos de un proceso se convierten en insumos para otro. Esto reduce la dependencia de los recursos naturales y reduce la cantidad de desechos producidos.
Empoderamiento Comunitario: Reconoce que las comunidades locales son esenciales para administrar y preservar los recursos. Fomenta el liderazgo local y la participación activa en los esfuerzos de regeneración.
Diseño holístico: Incorpora la planificación y el diseño de sistemas que tienen en cuenta las interacciones entre los aspectos sociales, económicos y ecológicos. Las prácticas que utilizan este enfoque incluyen la permacultura y el diseño regenerativo.
¿En qué industrias se aplica?
La agricultura regenerativa mejora la salud del suelo, la biodiversidad y la capacidad de retención de agua. En este enfoque, técnicas como la agroforestería, el pastoreo rotativo y el compostaje son fundamentales. Estas técnicas no solo aumentan la productividad agrícola a largo plazo, sino que también secuestran carbono, lo que ayuda a reducir el impacto del cambio climático.
La arquitectura regenerativa no es solo la construcción de edificios sostenibles, sino crear edificios que interactúen positivamente con su entorno. Busca mejorar la biodiversidad urbana, utiliza materiales locales y reciclados e integra sistemas de energía renovable. El Living Building Challenge y el Bullitt Center en Seattle son ejemplos de esta filosofía.
El objetivo en lo económico es generar valor a largo plazo y revitalizar el capital natural y social. Fomenta la inversión en proyectos que ayuden a las comunidades locales, restauren ecosistemas y promuevan la equidad social. Algunos ejemplos de esta transición son las empresas que adoptan el capitalismo consciente y los principios de la economía circular.
Ejemplos más conocidos
En Virginia, EE. UU, Polyface Farm, dirigida por Joel Salatin, es un ejemplo destacado de la agricultura regenerativa. Para mejorar la salud del suelo, aumentar la biodiversidad y producir alimentos de alta calidad sin químicos sintéticos, utilizan técnicas como el pastoreo rotacional, la integración de animales y cultivos y el compostaje.
En Seattle, EE. UU, se encuentra el The Bullitt Center conocido como el «edificio comercial más verde del mundo», donde utiliza materiales locales y sostenibles, energía solar, sistemas de recolección de agua de lluvia y tratamiento de aguas residuales en el sitio. Su diseño busca no solo minimizar el impacto ambiental, sino también mejorar el entorno urbano circundante.
Interface, una fábrica de alfombras, ha implementado un modelo de negocio a favor del medio ambiente. Su programa «Mission Zero» busca eliminar cualquier impacto ambiental negativo para 2030, y han avanzado significativamente en el uso de materiales reciclados y la reducción de emisiones de carbono.
Pensar en el futuro, hoy
La sostenibilidad regenerativa representa un cambio paradigmático en la relación con el medio ambiente, de una perspectiva de explotación y conservación a una de regeneración y revitalización. Al implementar valores regenerativos, se pueden crear sistemas más resistentes y justos que no solo mantienen la vida, sino que también la mejoran. Este método ofrece una dirección optimista hacia un futuro en el que la naturaleza y los humanos coexistan y prosperen.
