Muchos han sido los desafíos que las mujeres en la ciencia han tenido que afrontar. Una lucha de oportunidades e igualdades que han hecho de la sostenibilidad algo más posible y real. ¿Cómo? ¡Averigüémoslo!
Mujeres en la ciencia: del simbolismo a la progresión
Ciencia, tecnología e investigación. Así es el campo de riego y cosecha de la sostenibilidad, que se enrosca en torno a estas tres ramas de conocimiento y exploración y redescubrimiento, para expandirse y crecer y dar frutos que ayuden a prevalecer un futuro mejor. Un mañana en el que las mujeres, ciencia en mano, han tenido mucho que aportar y, todavía más, donde aún tienen mucho que decir.
Mujeres en la ciencia: una historia llena de superación
Sí, es cierto que la historia lleva siglos teñida de prevalencia masculina. Por eso se obliga al sexo femenino a afrontar y sortear obstáculos y desafíos, a la caza de una mayor prosperidad y visibilidad. Con todo, igual de acertado es apuntar que ya son muchas no, muchísimas las mujeres que, con el pasar del tiempo, han realizado contribuciones significativas tanto en la ciencia como en la tecnología, especialmente en las últimas décadas.
Campos científicos (y también los no tan científicos) dominados por hombres, históricamente. El cromosoma xx, sin embargo, se ha encargado de dejar su imprenta, cerebro y genialidad. Y como un ejemplo vale más que mil palabras, conozcamos en este artículo a las mujeres en la ciencia; o, más exactamente, exploremos cuáles han sido hasta ahora las contribuciones más destacadas del equipo femenino.
¿El objetivo? Aprender a reconocer, de entre todas las prácticas sostenibles conocidas actualmente, cuáles salen de la chistera no masculina. ¿La vara de medir? Las soluciones planteadas para capear el vendaval de problemas ambientales. ¿La meta final? Sacarle brillo y reconocimiento merecido a esas demostraciones femeninas de innovación.
Cuando las mujeres en la ciencia se alían con la sostenibilidad
La trayectoria del colectivo femenino en el mundo científico es todo un escaparate de perseverancia y logros que impresionan. Una estela de constancia y tenacidad que puede seguirse sin problemas desde el antiguo Egipto del siglo III, con Hypatia de Alejandría y su visión filosófica y astronómica y matemática. Sin olvidar aterrizar en el no tan antiguo siglo XX. Como con Marie Curie y su descubrimiento de la radioactividad, lo que le valió el sobrenombre de madre de la física moderna.
Hablar de mujeres en la ciencia equivale, por tanto, a aludir a avances y a desafíos, a normas sociales rotas y trastocadas, y a abanderar como prueba de genialidad diversos logros conseguidos en muchas disciplinas científicas. ¿Lo más reciente, en este sentido? Que ellas también se han sumado al reto de frenar y resolver la crisis ambiental, cultivando así un terreno de sostenibilidad sembrado de muchas, no, de muchísimas contribuciones femeninas.
Mujeres y sostenibilidad
Tanto ha sido la creatividad mostrada en este sector, que en los estudios de este campo ya se habla de mujeres pioneras, a la vista de las divergentes investigaciones vertidas en una amplia gama de áreas. Contribuciones que van desde la química hasta la biología y la ingeniería, con especial atención en la tecnología más ambiental, cómo no.
De hecho, son incontables y numerosas las mujeres en la ciencia que continúan contribuyendo (y significativamente) en el sector de la sostenibilidad. Y como resultado pueden consultarse muchísimas investigaciones y muchos proyectos innovadores, en trazos científicos y divulgativos que incluso se atreven a abordar varios de los desafíos ambientales, incluidos los más urgentes del mundo.
Rachel Carson: el despertar de la protección de los ecosistemas y la conciencia ambiental
Digna de mención y de ejemplificar como lideresa de la sostenibilidad científica entre el colectivo femenino es Rachel Carson, conservacionista y bióloga marina. Originaria de Estados Unidos, puede definirse a esta gran mujer como una figura emblemática, y sin exagerar. Un icono histórico en la lucha por la sostenibilidad, tal y como prueba su obra «Silent Spring».
Publicado en 1962 y traducido al castellano como «Primavera Silenciosa». Carson no dudó en usar su libro como altavoz para alertar a todo el que quisiera leer sus páginas, sobre los peligros que entrañan . El uso repetido de los pesticidas químicos y sus efectos perjudiciales tanto en la salud como en el medio ambiente, haciendo hincapié en el destrozo que representa el DDT y su abrasadora sustancia. Ahora bien… ¿Por qué fue tan crucial la aportación de Carson?
Básicamente porque argumentó y demostró que tales productos químicos no hacían sino contaminar el suelo, el agua y el aire. Esto causa con su toxicidad la muerte de numerosas especies animales. Una obra maestra llena de aportaciones científicas que inspiraron el nacimiento de la Agencia de Protección Ambiental. Y cuyo alcance e influencia fue tal, que no tardó en conseguir la prohibición del DDT en casi todos los países del mundo. Todo un hito que es, en suma, el principio del movimiento ambiental moderno.
Mujeres en la ciencia: o de cómo Wangari Maathai hizo de la reforestación su empoderamiento comunitario
Imposible hablar de sostenibilidad medioambiental y de aportación femenina sin referirse a Wangari Maathai. Bióloga y ecologista, esta mujer de origen keniano fundó en 1977 el Movimiento Cinturón Verde. Entidad que en sus bases se presenta como una organización dedicada a la reforestación, primero, y al empoderamiento de las mujeres en comunidades rurales, de paso.
Toda una gran iniciativa cuyos triunfos y éxitos se miden en los más de 51 millones de árboles plantados en Kenia desde los comienzos de la campaña, consiguiendo con ello reducir la deforestación. Pero logrando mejorar también la calidad del suelo del país, en segundo (pero no menos importante) lugar.
Un trabajo que, en cualquier caso, habla del sudor de todos y del esfuerzo de muchos, en una odisea de empoderamiento femenino que favoreció al medioambiente, sí. Al mismo tiempo que brindó empleo y abrió las puertas a la educación de muchas mujeres de la zona. Eso promove en el proceso el desarrollo sostenible, y haciéndolo además a un nivel comunitario. ¿El reconocimiento mundial a la original idea de Maathai?
Recibir en 2004 el Premio Nobel de la Paz, en asentimiento, aplauso y agradecimiento por sus esfuerzos en la defensa de la democracia. Y en la promoción del desarrollo sostenible, y en la preservación de la paz.
Jennifer Doudna: convirtiendo la biotecnología en una edición genética
Famosa por codescubrir la herramienta revolucionaria para la edición genética más importante de las décadas modernas junto a otros miembros científicos de su equipo, esta bioquímica empadronada en Estados Unidos es uno de los cerebros pensantes que concibieron la tecnología CRISPR-Cas9, todo un gran potencial para la sostenibilidad. ¿Y por qué?
Visto que permite cosechar cultivos más resistentes a patologías y enfermedades, básicamente, reduciendo en el proceso la necesidad de pesticidas, tan simple como eso. Una beneficiosa disminución que, a su vez, puede llegar a contribuir a aumentar la eficiencia de la producción agrícola, tal y como aseguran los expertos, por no hablar de favorecer la conservación de especies en peligro de extinción. Una edición genética que, en suma, también puede poner un granito de arena en la pelea por conseguir restaurar ecosistemas, especialmente esos dañados.
Vandana Shiva: por una biodiversidad verdadera y una auténtica agricultura Sostenible
Y de la huella de Kenia y de Estados Unidos nos vamos al rastro de la India. O más bien a la estela dejada por Vandana Shiva, cuya voz ha resonado incansablemente en la promoción de la agricultura sostenible, por un lado, así como en la conservación de la biodiversidad, por otra parte.
India de corazón y ecofeminista de profesión, esta célebre pensadora doctorada en física ha hecho de la defensa de los derechos de los agricultores la carrera laboral y espiritual de su vida. Una Iniciativa tan sostenible como combativa, centrada además en pelear y quitarle poder a las corporaciones multinacionales, al menos a esas que promueven la agricultura industrial e impulsan los OGM u organismos genéticamente modificados.
Shiva, incluso, llegó a fundar la organización Navdanya, entidad que a día de hoy lucha por proteger la diversidad de semillas, a la par que busca promover prácticas agrícolas realmente sostenibles. Después de todo, la agroecología es esencial para la sostenibilidad del medioambiente, en su opinión; un parecer que también se hace extensible a la conservación de las semillas autóctonas y a la seguridad alimentaria a largo plazo.
Mujeres científicas: de la gobernanza medioambiental a la buena comunicación climática
Una lista de mujeres en la ciencia en la que también figuran prominentemente Maria Ivanova, politóloga y experta en gobernanza ambiental, cuyas campañas activistas hablan de políticas que gestionen con eficacia y sostenibilidad los recursos naturales, defendiendo la cooperación global, la implementación de acuerdos ambientales internacionales, e incluso la apuesta por los desafíos ambientales más complejos.
E importante es mencionar también a Katharine Hayhoe, con su apuesta por la comunicación científica como fórmula efectiva para crear conciencia contra el cambio climático y la urgencia de empezar a tomar medidas, dirigiéndose tanto al público como a los políticos.
Pero las mujeres en la ciencia siguen enfrentándose a desafíos y a falta de oportunidades
Lucha por la igualdad
Ya que no es oro todo lo que reluce, y la lucha por la igualdad en la ciencia sigue librándose. Es justo señalar que aunque el colectivo femenino continúa jugando un papel esencial en el encumbramiento de la sostenibilidad. Con contribuciones tan fundamentales como cruciales en la posibilidad de hacer real un futuro más sostenible para todos. Al campo de la ciencia aún le quedan por brotar más árboles de igualdad de género.
Una meta que, si bien parecía distante e imposible hace unos siglos, hoy en día va por el buen camino de conseguirse. Hasta atajar en un futuro donde eso ni siquiera sea ya novedad. Por ahora, no obstante, aún queda camino que recorrer, sesgos que eliminar, logros que celebrar y equidad por establecer.
Con todo, la meta es alcanzable. ¿De qué manera? Reconociendo y apoyando la labor de las mujeres en la ciencia, primero, máxime cuando su trabajo es un impacto positivo que beneficia a todo el planeta. Y promoviendo una mayor diversidad científica, tanto por justicia social como por darle expresión a la creatividad, a la originalidad y a la innovación. Construyendo en el camino un arma que haga pedazos, por solución y resolución, a los problemas ambientales globales.