Señora escribiendo en el parque de Ono Kosuki

El trastorno por déficit de naturaleza

Author
Elizabeth Valverde
Visual Curator
Xueyun Chen
English Translation
Charlotte Garcia
Italian Translation
Bryan Bravo

¿Alguna vez te has preguntado cómo nos afecta vivir alejados de la naturaleza y qué es el trastorno por déficit de naturaleza?

El término acuñado por Richard Louv en su libro Last Child in the Woods (2005) explica esta situación. Tal como él indica, este no pretende ser un término médico sino una explicación a síntomas que enfrenta la sociedad actual; consecuencias que se relacionan con la falta de conexión con la naturaleza, la cual es cada vez más significativa.

El término surgió a partir de la falta de una expresión para nombrar un hecho que se sabía que estaba sucediendo, pero que no se tenía forma de describir. Diversos estudios ya notaban esta relación entre el comportamiento y la naturaleza. Del mismo modo, padres, profesores e incluso los mismos niños, evidenciaban esta relación, pero no sabían cómo catalogarla o hablar de ella.

A diferencia de siglos anteriores, la sociedad actual carece de contacto con la naturaleza. Las rutinas y ritmos de la vida en la ciudad limitan los momentos para disfrutar al aire libre. La vida en la ciudad no para y eso nos obliga a prescindir de tiempos para sentir.

Sumado a esto, la tecnología hecha para facilitar el acercamiento y comunicación, irónicamente, nos está alejando. Cada uno metido en su mundo, pasando horas frente a pantallas, encerrados en cuatro paredes, con luces artificiales, plantas artificiales, realidades virtuales.

Hemos creado espacios donde los niños pasan más tiempo mirando pantallas, y cuando eso sucede, lo que estás haciendo es apagar sus sentidos”

Richard Louv
Niña sosteniendo un teléfono inteligente de Chatchawarn Loetsupan.jpeg
Imagen de Charchawarn Loersupan – Niña sosteniendo un teléfono inteligente

Resulta aún más preocupante cuando los niños son quienes se enfrentan a esta nueva realidad, y quienes luego enfrentarán consecuencias más preocupantes a las que nos enfrentamos hoy nosotros como adultos. Porque sí nosotros, que hemos crecido con menor tecnología al alcance (aunque ahora ensimismados en las pantallas táctiles) ya enfrentamos los resultados de nuestra carente interacción con la naturaleza, imagina las implicancias que tendrá en aquellos que, prácticamente, han nacido con dispositivos electrónicos en mano.

Quizás este trastorno es uno de los desórdenes más presentes en las personas del siglo XXI, que continuará acentuándose, queramos o no reconocerlo. Y es que, los efectos que tiene la naturaleza sobre nosotros afectan directamente a nuestro bienestar integral.

Hay muchos síntomas que se relacionan a este déficit. Sin embargo, cabe mencionar que, al no estar acreditado como un trastorno médico per se, su sintomatología no está sistematizada.

Aun así, múltiples profesionales de distintos campos de estudio (psicólogos, filósofos, pediatras, educadores) concuerdan en que existen ciertos efectos causados por la falta de contacto con la naturaleza. Estos son los “síntomas”: aquellas manifestaciones características de este trastorno.

¿De qué síntomas estamos hablando?

La ansiedad, el estrés o la fatiga emocional son algunos de los síntomas asociados a este déficit que tienen relación directa con el estado de ánimo y la salud mental. En este último, se ubica también el trastorno por falta de atención (TDA).

Así también, tenemos aquellos relacionadas con la salud física como la obesidad, enfermedades respiratorias y la falta de vitamina D.

Por el contrario, una mayor exposición a la naturaleza nos ayudaría a regular la presión, prevenir la diabetes y mejorar el sistema inmunológico.

Vivimos estresados, apresurados, ajetreados, y todo esto tiene consecuencias directas en nuestra salud física y mental. Es ahí donde la naturaleza ayuda a sanar. ¿Has pensado porqué un baño en el mar resulta tan agradable? ¿Por qué un paseo en el bosque puede despejarte la mente? O ¿Por qué mirar el atardecer puede ser tan gratificante?

Pues, fuimos hechos para estar en contacto con la naturaleza, somos parte de ella. Ese vínculo nato tan estrecho se ve ahora eclipsado por nuestro estilo de vida. Pero, incluso esos breves momentos que experimentamos al aire libre pueden aportar grandes ventajas para nuestro bienestar. No solo favorece nuestra salud, sino que también nos vuelve más productivos y creativos.

Salpicadura de agua de Noelle Otto
Imagen de Noello Otto – Salpicadura de agua

Si leíste nuestro articulo acerca de la importancia de la naturaleza en la educación infantil, sabrás los beneficios que esta tiene en nuestro desarrollo: desde una mejora del estado de ánimo, a un mejor rendimiento académico, mejora del comportamiento social y emocional, entre otros. Así, es vital propiciar el acercamiento de los niños a la naturaleza. Pero como adultos también es imprescindible generar esta conexión para construir comunidades más sanas.

¿Cómo logramos esto?

Existen muchas vías para lograrlo, pero no siempre son sencillas. Se necesita de cambios en la manera que concebimos la vida y cómo planteamos nuestras rutinas.

Se debe generar un mayor acceso a áreas naturales, promover la interacción con la naturaleza, repensar los espacios urbanos para incluir naturaleza en la ciudad. Facilitar el acceso de áreas verde a las personas más desfavorecidas, en las zonas más pobres de la ciudad, quienes frecuentemente carecen de estos espacios en sus vecindarios.

Los problemas se relacionan con el entorno en el que vivimos y nuestras ciudades, lamentablemente, son entornos envueltos en contaminación (ambiental, visual, sonora). Como indica Louv, a mayor cercanía a espacios verdes, mayor será nuestra capacidad de sobrellevar situaciones adversas, además de los efectos terapéuticos que tienen tales áreas en nosotros y la mejora de nuestro sueño.

Debemos esforzarnos por reconectar con la naturaleza, por explorar, por experimentar. Y, en un mundo tan sumido en tecnología, debemos aprender a restringirla, a equilibrar el uso de ésta y balancearla con actividades al aire libre.

Necesitamos aprender a detenernos, a observar, a escuchar, y pronto empezaremos a sentirnos mejor, y mejoraremos como sociedad.

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