Suicidio en Navidad

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Andrea Allegra
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Chiara Conti

Desde hace varios años, existe la creencia generalizada de que el número de suicidios aumenta durante el periodo navideño. Se cree que, durante las fiestas navideñas, hay una mayor propensión a recurrir a este acto autodestructivo extremo. La realidad, sin embargo, muestra un descenso precisamente durante este periodo, observándose una disminución estadística sustancial. De hecho, se suele pensar que la depresión navideña, también conocida en los países anglosajones como Christmas blue, va seguida de cerca por el suicidio.

Factores psicológicos

Sin duda, la Navidad está sobrecargada de expectativas, tanto psicológicas como materiales. El hecho de que sea una época festiva no significa que todo el mundo esté de humor para ello. Las causas pueden ser la soledad, un duelo reciente o simplemente la sensación de no estar preparado para celebrarlo sólo porque todo el mundo lo hace. La Navidad también es sinónimo de reencuentro con los demás, por lo que la perspectiva de que esto ocurra puede generar estrés.

En segundo lugar, puede haber problemas económicos que se vean lastrados por gastos adicionales durante ese periodo. La sensación de que el suicidio en Navidad va en aumento también ha sido fomentada por los medios de comunicación, que hasta hace poco no tenían en cuenta las estadísticas comunicadas por los institutos que vigilan estos factores. Un estudio muy importante realizado por dos psiquiatras, Gene Beresin y Steven Scholzman, publicado en el Clay Center for Young Healty Minds demuestra que la situación ha cambiado, destacando cómo la primavera es más propensa a estos nefastos sucesos que el invierno:

Aunque se cree que el invierno es la estación con mayor número de suicidios, la realidad es otra: la primavera suele tener tasas más elevadas.
Aunque se cree que el invierno es la estación con mayor número de suicidios, la realidad es otra: la primavera suele tener tasas más elevadas. Crédito: Filip Bunkens

Nos gustaría que se cuestionara el mito de que el invierno es la peor estación para el comportamiento suicida. Simplemente no lo es, y de hecho nunca lo ha sido según las investigaciones. En 2010, la Fundación Annenberg hizo un apasionado llamamiento para que, como sociedad, nos alejáramos de esta noción engañosa. Al mismo tiempo, me gustaría recordar a todos que la primavera conlleva sus propios riesgos psiquiátricos y que, en la medida de lo posible, deberíamos estar más atentos a los comportamientos suicidas durante los meses más cálidos.

Siguiendo con la investigación, otro centro académico, el Centro de Políticas Públicas de Anneberg, también señaló en un estudio que los medios de comunicación han relacionado erróneamente los suicidios con la Navidad. Debido a este problema, esta creencia se ha instalado en todo el mundo.

Suicidio en Navidad: el Christmas Blues.

El «Christmas blue» es un sentimiento, un estado de ánimo que surge de la distorsión entre el ambiente alegre de las fiestas navideñas y los sentimientos negativos que una persona puede experimentar en esas fechas. La combinación de elementos supuestamente positivos como el ambiente, las luces, las celebraciones y las reuniones familiares contrasta con estados de ánimo como la melancolía y la tristeza que perciben varias personas. Las razones de este contraste pueden ser varias:

  • Factores climáticos y duración de los días: en varias partes del mundo, la Navidad cae en periodos fríos (pensemos en Europa o Estados Unidos) donde el clima es especialmente duro y las horas de sol son más cortas que las de oscuridad. Elementos que pueden crear malestar tanto físico como mental.
  • Estrés financiero: quienes no atraviesan un periodo financiero especialmente bueno ven estos momentos como una amenaza a su precariedad. La visión de la Navidad está evolucionando fuertemente de un acontecimiento espiritual a uno comercial. Para poder celebrarla, uno se siente en la obligación de comprar en todas partes.
  • Una avalancha de señales en las redes sociales: en estas fechas, la gente se ve inundada de acciones y mensajes que a menudo pueden resultar contraproducentes. Un exceso de estímulos puede generar estrés.
  • Imágenes irreales: los medios de comunicación crean una visión de la Navidad perfecta: casas perfectamente decoradas, ambientes de cuento de hadas, cenas maravillosas y de convivencia. Todos estos elementos tienen poco que ver con la realidad y a menudo llevan a pensar que lo que se consigue durante este periodo nunca está a la altura de las expectativas.
  • Soledad: aquí también cuenta mucho el aspecto social. Los motivos de la soledad pueden ser tan diversos como estar lejos de la familia o en todo caso lejos del afecto, no tener contacto con nadie, ya sea por la edad o simplemente por no tener gente con quien celebrarlo. Todo ello crea un efecto melancólico que se agrava aún más con los recuerdos de un pasado más feliz.

¿Cómo afrontar este periodo?

La soledad y la tristeza no conocen fechas.
La soledad y la tristeza no conocen fechas. Créditos: Kerkez

Hay diferentes formas de afrontar este periodo, para poder superar todos esos sentimientos oscuros que aparecen. Probablemente, lo más importante es no implicarse demasiado en la situación y ceñirse a los propios hábitos y a la rutina diaria. La Navidad es muy bonita y también importante, pero desde luego no tanto como la propia existencia. Respetar y reconocer los propios límites ayuda además a comprender que durante las fiestas no hay que exagerar para agradar a los demás. Todo lo que puede agradar a los demás puede no ser lo ideal para uno mismo, así que se puede decir no de vez en cuando.

Al mismo tiempo, es muy útil cuidar el cuerpo y la mente haciendo todo lo que pueda mejorar el estado de salud: pasear cuando el sol aún está alto, leer, continuar con las aficiones. Evita situaciones o compañías que puedan perturbar de algún modo tu día. Permanecer y pensar en el presente sin perderse en recuerdos especialmente tristes o melancólicos: puede ocurrir que la Navidad se convierta en un elemento que sólo puntúa la ausencia de los que ya no están, quedando así insensible a los estímulos positivos de los que uno podría disfrutar.

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