El 8 de julio se conmemora el Día Mundial del Mar Mediterráneo, con el propósito de recordar su importancia y fomentar iniciativas para protegerlo. Este año, es crucial prestar atención al bienestar del océano, un ecosistema esencial, pero en peligro debido a las acciones humanas y los cambios climáticos.
La biodiversidad, la historia y la economía del Mar Mediterráneo lo convierten en uno de los mares más importantes del mundo. Sin embargo, debido a una serie de problemas ambientales acumulados durante décadas, su estado de salud es preocupante.
Plásticos, tóxicos y más contaminación en el Mar
Según estudios realizados en los últimos años, hay entre 1.2 y 2.5 millones de toneladas de plástico en el Mar Mediterráneo. Los micro plásticos, que se forman a partir de los productos plásticos más grandes que se descomponen, están presentes en altas concentraciones y podrían tener un impacto en la vida marina y en la cadena alimentaria humana.
Las principales fuentes de contaminación incluyen aguas residuales, petróleo y productos químicos industriales y agrícolas. Aún hay muchas ciudades y áreas costeras que no tratan adecuadamente sus aguas residuales antes de verterlas en el mar.
Es alarmante la presencia de metales pesados como el mercurio y el plomo que provienen de actividades industriales y mineras. Estos contaminantes se acumulan en los organismos marinos y pueden tener un impacto devastador en la salud de los ecosistemas y de las personas que consumen productos marinos contaminados.
La vida del Mediterráneo desde adentro
Muchas especies han disminuido debido a la sobre pesca y la destrucción de hábitats de estas aguas. La pesca intensiva ha causado una disminución significativa en la población del atún rojo, una especie emblemática del Mar Mediterráneo.
Además, un problema en el Mar mencionado es la introducción de especies no nativas, como el pez león y la medusa nomura, que ha alterado los ecosistemas locales al competir con las especies nativas y, en algunos casos, depredarlas.
Otro problema de la contaminación, es el anclaje de barcos y el cambio climático que están poniendo en peligro las praderas de posidonia, que son esenciales para la salud del ecosistema marino.
Consecuencias del cambio climático en el Mar
El Mediterráneo está experimentando una temperatura alarmante. La distribución de las especies marinas se ve afectada por este aumento de la temperatura del agua y puede causar el blanqueo de corales, algo similar a lo que sucede en otros ecosistemas marinos.
Asimismo, la acidificación del océano es el resultado de la absorción del agua de mar de dióxido de carbono (CO2). Los organismos calcificadores, como los corales y los moluscos, tienen problemas para formar conchas y esqueletos debido a esta problemática.
Otra dificultad que está atravesando el Mar Mediterráneo es la subida del nivel del mar, causada por el derretimiento de los glaciares y la expansión térmica del agua. Esto pone en peligro los ecosistemas costeros y marinos.
Muchas áreas bajas y humedales están en peligro de inundarse, lo que podría tener un impacto devastador en las comunidades humanas y la biodiversidad.
Las actividades humanas que no ayudan al Mediterráneo
Los ecosistemas naturales han sido significativamente alterados por la urbanización descontrolada y el desarrollo industrial en las zonas costeras. La pérdida de hábitats costeros como manglares y marismas reduce la capacidad del medio ambiente para proporcionar servicios ecosistémicos importantes.
También, la sobre explotación de muchas especies y la destrucción de hábitats marinos han resultado de la pesca no regulada y de técnicas de pesca destructivas como el arrastre de fondo.
Aunque el turismo es una importante fuente de ingresos para los países mediterráneos, también es uno de los principales factores que contribuyen a la degradación ambiental.
Los efectos negativos del turismo masivo incluyen la construcción excesiva de infraestructura turística, la producción de desechos y la presión sobre los recursos naturales.
Esfuerzos para la conservación del Mar Mediterráneo
Se ha demostrado que la creación de Áreas Marinas Protegidas puede proteger los hábitats marinos y aumentar las poblaciones de peces. Las políticas de pesca sostenible son pasos importantes hacia la recuperación de las poblaciones de peces son la implementación de cuotas de pesca y la promoción de prácticas de pesca sostenible.
Los Proyectos de Restauración de Hábitats buscan diferentes iniciativas para restaurar praderas de posidonia y arrecifes de coral están ayudando a recuperar estos ecosistemas críticos.
Para asegurar la protección a largo plazo del Mar Mediterráneo, es fundamental aumentar la conciencia pública sobre su importancia y fomentar la participación en actividades de conservación.
Oceana es la mayor organización internacional dedicada exclusivamente a proteger los océanos del mundo. Fue creada en 2001 y desde su fundación, ha logrado más de 275 victorias y protegido casi 4 millones de millas cuadradas del océano.
Fundación Ecomar, es otra organización creada en 1999 por Theresa Zabell, única mujer española con dos oros olímpicos, su misión es proteger y restaurar los ecosistemas marinos, promoviendo la biodiversidad y combatiendo la contaminación.
Aunque la salud del Mar Mediterráneo es preocupante, es posible mitigar algunos de los daños y garantizar un futuro sostenible mediante esfuerzos coordinados y políticas efectivas. El Día Mundial del Mar Mediterráneo es una ocasión para reflexionar sobre cómo nos relacionamos con el mar y comprometernos a protegerlo.
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