Navidad y sostenibilidad: la importancia de seguir respetando al medioambiente
Navidad y sostenibilidad. Así se presentan estos dos términos, que parecen muy reñidos y que, sin embargo, también pueden adaptarse a la protección del ecosistema. ¡Pasa y descubre cómo!
Porque relacionar Navidad y sostenibilidad es demandar unas fiestas más ecológicas
Ya lo dijo el profesor Brian Hughes en su flamante artículo sobre las Navidades y su efecto en la psicología de las personas. «La Navidad afecta a la mente humana de muchas maneras; es capaz de estimular la alegría, la nostalgia, la emoción, la inquietud y el estrés, a veces todo al mismo tiempo». No en vano es una de las épocas del año más esperadas, llena de solidaridad y de generosidad y de paz espiritual.
Pese a ello, esta misma época también tiende a causar muchos estragos. Y no solo en la dieta y en la cuenta bancaria, sino también en el medioambiente. Hablamos de una huella que empieza en el aumento del consumo energético, por ejemplo, y que continúa en las decoraciones y en los envoltorios de regalos, mismamente, desechados al final de la temporada. No, definitivamente no puede negarse que el impacto ambiental de estas festividades es significativo y considerable.
¿La buena noticia? Que muchas de las costumbres navideñas pueden adaptarse, afortunadamente, de modo que pueden llegar a ser más sostenibles. La Navidad nos cambia, después de todo, tal y como afirman estos científicos de Copenhague. Y aunque dicho estudio se centra más en las reacciones neuronales, no cabe duda de que las fiestas piden a gritos un cambio de actuación, una actualización.
Una transformación ecológica que permita disfrutar tanto de una tradición histórica y mágica, como de una celebración respetuosa con el planeta. Aunar todo ello es posible, sí. ¿No te lo crees? ¡Sigue leyendo y averigua de qué manera!
Decorando la Navidad con la sostenibilidad
Celebraciones familiares, tradiciones entrañables, festividad servida en bandeja de turrones, pavo, mariscos y otros manjares. En eso se resume a grandes rasgos las costumbres de esta época. Y aun así, no existe un elemento más icónico y navideño que las decoraciones. Los adornos, las guirnaldas, los coloridos envoltorios… Llamativos a la vista, arrancan una sonrisa, caldean el corazón, despiertan el espíritu y los ánimos.
¿El problema? Que muchos de estos elementos están hechos de plástico o reforzados con este material tan tóxico, el cual tarda décadas en degradarse. ¿La alternativa, entonces? Optar por decoraciones naturales, mucho más sostenibles. Desde coronas hechas con ramas o piñas o flores secas, hasta árboles navideños naturales. El resultado no solo es una decoración original y propia, personalizada y con un toque único. Sino también una demostración de que la Navidad y sostenibilidad sí que pueden llegar a conjugar el mismo verbo de preservación medioambiental.
De hecho, y siguiendo esta misma línea de concienciación navideña, es importante señalar que el árbol de Navidad también puede ser un tema muy controvertido. ¿Y por qué? Por la sencilla razón de que los árboles artificiales, por muy reutilizables que sean (siendo esta su mayor ventaja) están hechos de materiales no biodegradables. Una característica que implica que su fabricación, por fuerza, genera emisiones de carbono.
En contrapartida, los árboles naturales de Navidad son bastante más sustentables, con un impacto ambiental menor; e igualmente se pueden reutilizar. ¿De qué manera? Comprándolos en viveros locales, mismamente, y reciclándolos adecuadamente, después. Existe, de hecho, una opción muy innovadora, y es alquilar el árbol, en vez de comprarlo. Se adquiere en maceta en un vivero y se devuelve al final de las fiestas, para que pueda volver a plantarse.
¡Navidad y sostenibilidad… y luces de bajo consumo!
Clásico entre los clásicos, las luces navideñas son otro elemento inseparable de estas fiestas. Cuelgan de fachadas y edificios, destellan entre belenes y árboles y nacimientos, derraman su aura brillante desde lo más alto de las calles. Son tan omniscientes e identificativas que hasta existen tours que pasean al visitante por las decoraciones luminosas más emblemáticas de la ciudad.
¿El problema? El uso excesivo de energía que supone tenerlas en acción, básicamente. Razón por la que las luces LED se presentan como la mejor opción luminosa. Son más eficientes y duraderas, después de todo; lo que es una carta a su favor, dentro de la partida de la sostenibilidad.
Es más; muchas de ellas tienen incorporado un temporizador, un detalle que permite reducir el tiempo de encendido, o mantenerlas apagadas por la noche. Se trata de pequeñas acciones que no solo benefician al medioambiente, sino que además ayudan a reducir la factura de la luz.
La importancia de regalar con ecología y propósito
Y de las decoraciones a las luces pasamos ahora a la tercera pata de la mesa de la Navidad: los regalos. Intercambiar presentes es una tradición de estas fiestas y, por tanto, también uno de los momentos más esperados de este periodo. ¿La parte mala y no tan deseada?
El consumismo que trae consigo, desde luego. Hablamos de una costumbre, casi una manía, de gastar y gastar y gastar con exceso. Una práctica que genera un mar de desechos y emisiones de carbono, aun sin querer. ¿Una posible solución?
Hacer regalos sostenibles. En otras palabras, elegir regalos que tengan un propósito, sencillamente. Es decir, dar como presente artículos reciclados o experiencias, regalar productos hechos a mano, sorprender con entradas a un evento o a una clase de yoga o cocina o a una actividad similar.
En este sentido, organizar actividades festivas que fomenten el nexo de unión entre la Navidad y sostenibilidad es abrirle camino a la conciencia ambiental. De esta manera, participar en talleres para crear decoraciones recicladas, o apuntarse a intercambios de regalos de segunda mano tiene tanto una ventaja ecológica como emocional. ¿Cuál? Conservar el ecosistema, por supuesto; y pasar tiempo con la familia y los seres queridos, con entretenimiento y utilidad, armonía y diversión.
Los envoltorios de los propios regalos representan, asimismo, otra oportunidad de demostrar que sí es posible sumar Navidad y sostenibilidad, y marcar la diferencia en favor del planeta. Así, en lugar de utilizar papel de regalo tradicional, muchos de los cuales ni siquiera son reciclables, sería mejor usar tela, papel kraft, bolsas reutilizables… Cosas así. Son alternativas tan ecológicas como creativas, que además añaden un toque especial y único a cada obsequio.
Un brindis por un banquete responsable
Otra parte principal de las celebraciones, quizá la cuarta pata de la mesa de la Navidad, son las comidas y las cenas abundantes. La crítica planteada en este punto, es que son comilonas que a veces contribuyen al desperdicio de alimentos y, por ende, también a un alto impacto ambiental.
El ejemplo más claro está en el aumento de los productos de origen animal, que se consumen aún más durante estas fechas. Por ello, reducir la cantidad de carne es una buena estrategia ecosostenible, igual que incorporar al menú más platos vegetarianos. De la misma manera, la Navidad y sostenibilidad se hace más presente y eficaz cuando se priorizan los ingredientes locales y de temporada, ya que son formas de disfrutar de una comida tan deliciosa como responsable.
Otro buen consejo que aplicar en este punto es planificar con antelación lo que se va a comer. ¿Qué se puede conseguir con esto? Evitar excesos, por un lado, y aprovechar las sobras, por otra parte, añadiéndolas con creatividad a otra receta o menú.
Así, los restos del pavo pueden convertirse en sopas o guisos, por ejemplo; y los dulces sobrantes pueden transformarse en postres innovadores, sin ir más lejos. Y es que lo más importante es ayudar a minimizar el desperdicio de alimentos.
Viajes y Transportes, un impacto que se puede reducir
Es costumbre viajar durante estas fiestas de fin de año. Grupos de amigos y familias enteras se desplazan de una ciudad a otra e incluso de un país a otro, siempre con el propósito de reunirse con sus seres queridos. Y eso está bien; la Navidad es familia y jolgorio, después de todo.
De ahí la importancia de escoger medios de transporte con menor impacto ambiental, siempre que sea posible, como es el caso de los trenes o los autobuses. Y si no queda de otra que viajar en coche, compartir el trayecto con otras personas puede ayudar a reducir las emisiones, marcando así una gran diferencia.
En este sentido, no menos auxiliares y ecológicas son las videollamadas. Son una herramienta que, después de todo, rompen distancias y brindan por el acercamiento familiar, sin nunca perder la conexión emocional.
Navidad y sostenibilidad, un sueño que sí se puede cumplir
Ya hemos demostrado que la Navidad y sostenibilidad no son sinónimo de renunciar a todo lo bueno y mágico de estas fechas. La fusión de estos dos términos significa, de hecho, dar rienda suelta a la creatividad. Y encontrar nuevos formatos de adaptación de estas festividades, para que así luzcan más conscientes y respetuosas con el medio ambiente. Elegir decoraciones naturales, escoger luces eficientes, brindar regalos con propósito, celebrar comidas responsables… Sí, definitivamente existen un sinfín de formas de mantener vivas las mismas tradiciones, mientras se cuida al mismo tiempo del planeta.
Porque el verdadero espíritu navideño no es otro que amar y compartir, después de todo. Y cuidar y preservar a La Tierra no deja de ser otro modo de defender y proteger el hogar que conocemos.
Promover una Navidad verde es, por tanto, nuestra responsabilidad. Por ello no solo es importante adoptar las medidas mencionadas arriba; igual de fundamental es compartirlas con más personas, amigos y familiares. Y es que cuanta más gente se conciencie y se sume a este modo de festejar las fiestas, mejor, porque más se fortalecerá el medio ambiente.
Compartiendo se conciencia, y concienciando se inculca valores. Valores de respeto por el planeta que, de llegar a practicarse con frecuencia, bien puede convertirse en una tradición navideña, dejando una herencia sostenible para las futuras generaciones.