¿Afectan los influencers al medio ambiente?

Una relación impensada

Author
Elizabeth Valverde
Visual Curator
Luciana Noir
Voice Over: Karyna Prieto

Las redes sociales, los influencers y el ambiente están relacionados, aunque parezcan elementos totalmente separados. Pero avancemos paso a paso.

Para alguien nacido en los 60 era impensable un mundo conectado a la palma de tu mano. ¿Quién podría imaginar que podría interactuar en tiempo real con personas al otro lado del mundo, viéndolas tan nítidas como si estuvieran al lado? Muy pocos seguramente. Sin embargo, aquellos nacidos después del 2000 no podrían imaginar un mundo sin esta inmediatez de información y conexión al alcance de un clic.

Vivimos en la era digital, eso es innegable. Una era llena de cambios y tecnologías cada vez más inteligentes y autónomas, que buscan facilitarnos la vida, pero que tienen una serie de repercusiones inquietantes para la humanidad. Basta con ver documentales como El dilema de las redes sociales de Netflix, para quedarse pasmado ante los peligros que acarrea el uso y la influencia de estas plataformas. Pero más allá de los problemas sociales y emocionales, sin restarles importancia, en este artículo nos enfocaremos en las cuestiones ambientales que conllevan.

Influencers en TikTok impulsan el consumismo mostrando sus compras masivas.
Influencers en TikTok impulsan el consumismo. Foto: Maxresdefault.

El nuevo marketing

En esta era, la comunicación más eficaz se logra a través de los canales virtuales, aquellos que puedes ver donde quiera que estés, a la hora que sea. Y las marcas lo saben muy bien. Por eso, poco queda del objetivo de compartir y conectarse con personas en cualquier lugar del mundo. Hoy en día, las redes sociales tienen como finalidad generar ganancias.

Así, el propósito de los influencers es vender. Directa o indirectamente están vendiendo productos, servicios, experiencias, marcas ¿Cuántos productos has comprado últimamente a causa de un video en TikTok? ¿Cuánto dinero has gastado en productos que ni siquiera sabías que existían?

Los influencers son el nuevo canal de marketing, conectando marcas y consumidores a través de recomendaciones en redes sociales
Los influencers son el nuevo canal de marketingque conecta marcas y consumidores.

El marketing de influencers se posiciona como una de las principales estrategias de marketing para acercar las marcas a los consumidores. Una táctica que aprovecha la visibilidad y credibilidad de esta persona para conectar con su público e introducir un producto. Esto le brinda un sinfín de beneficios a la marca si es aplicada correctamente, y por supuesto, al influencer también. La retribución es mutua.

Pongámoslo así: un simil serían los avisos que aparecían entre programa y programa de televisión. Este espacio publicitario estaría ocupado ahora por las redes sociales, la televisión sería el dispositivo donde lo miras, el presentador/vendedor, el influencer y el escenario, su página en determinada red. De esta manera, podemos poner en evidencia la gran evolución de la manera de anunciar o promocionar un bien.

Por ende, las redes sociales se han posicionado como un medio de comunicación eficaz, con una repercusión mayor a la que ofrecían aquellos medios tradicionales. Con ellas las marcas pueden anunciar a una audiencia global, interactuar en tiempo real, hablarle directamente a su público objetivo, mostrar visualmente su universo e identidad de marca, entre otras cosas. De esta manera, modifican completamente la relación que sostenían las marcas con sus clientes en las décadas pasadas.

De esta manera, la clave está en la conexión emocional que generen con los usuarios; y los influencers son parte fundamental para lograrlo.

Kylie Jenner
Kylie Jenner es una de las influencers más poderosas del mundo. Foto: Kylie Jenner Instagram.

Los influencers famosos

Claro que las marcas no son las únicas en sacar provecho de las plataformas digitales. Las redes sociales han catapultado a la fama a cientos de personas, quienes pueden vivir cómodamente gracias a los ingresos generados en ellas. Los tan llamados Influencers o creadores de contenido.

Ya se veía venir algo de esta tendencia desde el auge de los blogs allá por el año 2000. Con la masificación del internet y la democratización de la comunicación, las personas comenzaron a publicar sus pensamientos, colgar fotos e interactuar activamente, creando comunidades que compartían gustos similares u opiniones afines. Tras la llegada de Facebook esto no hizo más que intensificarse. Y ahora, somos testigos de la brutal avalancha de contenido presente en esta y las demás redes que surgieron en el tiempo.

Cualquiera puede compartir publicaciones, pero los influencers destacan por la cantidad de seguidores en estas plataformas, un contenido cuidado o enfocado en cierta área, y su capacidad comunicativa para generar comunidad. Algunos tendrán un gran equipo detrás, otros estarán solos frente a la cámara. Algunos habrán iniciado sus redes con el fin de conocer personas con una misma afición; otros con la meta de hacerse conocidos. Sea como fuera, lo importante para las empresas es que los números de seguidores se conviertan en ventas.

Confianza y credibilidad de los influencers

Este propósito de las marcas se logra a través de campañas eficientes y las características propias de cada uno de ellos para lograr confianza y credibilidad entre sus seguidores.

Existen diferentes artículos y estudios que intentan comprender la psicología detrás de esta nueva forma de consumo, porque nuestra interacción en las redes tiene mucho que ver con la psique humana, con nuestra necesidad de conectar con otros, con la manera de relacionarnos, y con las ideas de pertenencia y comunidad.

Chiara Ferragni
Chiara Ferragni es otra de las influencers más conocidas. Foto: Chiara Ferragni Instagram.

Además, los influencers poseen distintos rasgos que los hacen atractivos para simpatizar con su público. Pueden ser características propias de su personalidad o rasgos deseables que provocan ser imitados o admirados. Muchos de ellos son vistos como fuentes de inspiración o modelos a seguir, llegando incluso a autonombrarse expertos y asumir un rol como líder de opinión. Pero también pueden ser vistos como pares, figuras cercanas y accesibles, como casi amigos.

De cualquier manera, son figuras fáciles de identificar y eso ayuda a la hora de posicionar un producto, crear afiliaciones y brindar cercanía. Esta sensación es importante porque genera o refuerza el vínculo emocional entre la marca y el consumidor. Todo ello nos brinda un respaldo o confianza al probar un producto nuevo, por ejemplo. Tal como lo haría la recomendación de un familiar, amigo o conocido da el impulso o la aprobación necesarias para definir tu compra.

Una vida perfecta

Por si aún no te has dado cuenta, hay muchas telarañas que se tejen en la oscuridad como consecuencia de estas aparentemente inocentes publicaciones. Y no todas son malintencionadas, pero sin quererlo perpetúan acciones dañinas tanto para el planeta como para nosotros mismos. La principal: el consumismo.

La vida perfecta que los influencers muestran en sus redes, con viajes frecuentes y cantidades enormes de maquillaje y ropa, distorsionan nuestra percepción de la realidad. Son versiones curadas, intensas, aceleradas, hasta armadas, de lo que sucede en la vida real, que desembocan en el deseo de una vida igual, materialista y de gratificación instantánea. Pero se trata de prácticas insostenibles que, básicamente, promueven el consumo excesivo e impulsivo.

Las imágenes glamorosas de las Kardashian alimentan la narrativa de una vida perfecta, que puede fomentar el consumismo y la distorsión de la realidad en las redes sociales.
Las Kardashian alimentan la idea de una vida perfecta. Foto: El show de Las Kardashian.

Una situación que empeora cuando estas publicaciones son impulsadas por marcas de fast fashion. Estas, aprovechan su participación, sea pagada o no, para expandir su presencia en redes y atraer el interés de potenciales clientes.

El alto coste de la fast fashion

Porque las marcas de moda rápida involucran fabricación barata, de mala calidad, que se rompe tras un solo uso, generando un circulo vicioso de productos nuevos y compras constantes. No solo se produce a coste humano (ya que los salarios de los trabajadores textiles en algunos países son tan bajos que no cubren las necesidades básicas y se trabaja bajo condiciones inhumanas) sino también a coste ambiental, con materiales sintéticos que tardan años en descomponerse, tintes químicos que contaminan las aguas (incluidas las subterráneas) y una sobreproducción que termina en vertederos o quemada.

Si bien el fast fashion facilitó el acceso a ropa barata y generó una democratización de la moda (esto le encanta a muchos consumidores), los riesgos para la salud y el ambiente como consecuencia de ella son preocupantes. La disponibilidad casi inmediata de las ultimas tendencias cambió por completo nuestra forma de consumir y desechar.

Con un ciclo de vida acortado, estas marcas han encontrado en las redes sociales un aliado ideal para disparar el consumo de sus productos como nunca. El contenido subido en estas plataformas propicia una rotación más rápida de las tendencias. Los productos se vuelven virales, generan miles de compras y al cabo de un par de semanas quedan obsoletos. Y así sucesivamente, creando un habito de consumo insostenible y perjudicial.

La naturaleza acelerada del contenido creado por dichas personas se debe al requisito de vigencia, de no quedar en el olvido. Este sentido de urgencia es síndrome de la necesidad de novedad, cada vez más implantada en nuestro ser. Tanto así que incluso se presenta el FOMO, el miedo a perderse algo, en este caso los productos nuevos o en tendencia del mercado. Todo lo queremos al instante; y los influencers nos lo proporcionan en bandeja, con enlaces directos para comprar el producto en seguida.

Así que, por un lado, tenemos a los algoritmos que captan nuestra data constantemente para brindarnos anuncios personalizados que moldean nuestras preferencias y comportamiento. Y por otro, tenemos a los influencers cuyo contenido no solo ayuda a la recopilación de data, sino que influye en lo que consumimos y cómo lo consumismos. La publicidad nos bombardea por todos lados para modificar nuestras conductas e incluso crear hábitos inconscientes.

El futuro de los influencers

El consumo desmedido promovido por influencers en redes sociales agrava el problema ambiental, ya que la moda rápida genera enormes cantidades de desechos.
El consumo desmedido que promueven las redes agrava el problema ambiental. Foto: HalfPoint.

Las redes sociales no van a ir a ningún lado. Imperan en nuestras vidas y cada vez ganan más terreno en ella. Su uso se ha vuelto casi automático, afianzándose en esos tiempos muertos que antes ocupaba nuestra propia mente. Entonces, ¿qué podemos hacer para minimizar sus efectos sobre nuestro bienestar y el planeta?

Empecemos con lo que está en nuestras manos. Ante la apabullante cantidad de contenido, puede ser difícil no desear ese producto viral que ves en todos lados. Pero, antes de presionar comprar, acuérdate de todo lo que esconde la adquisición de un artículo. Piensa en las quemas, los vertederos, el proceso de producción, la explotación y condiciones infrahumanas, el embalaje y el envío. La vida útil programada para ser corta agrava severamente nuestro impacto ambiental. A día de hoy, se produce más de lo que podríamos consumir en toda nuestra vida. Por lo que, los niveles de producción, envío y deshechos son insostenibles.

Si apreciamos el panorama completo y tenemos una idea de las consecuencias devastadoras de nuestras acciones, será más sencillo controlar esa inquietud. Hay que elegir con cuidado y no por impulso. Evaluar nuestras compras para que sean realmente útiles en nuestro día a día. Muchas de las compras son cosas que no necesitas, pero que ahora quieres; cosas que parecen prácticas en el momento, pero resultan innecesarias después. Así que, antes de comprar piensa si tendrá sentido en tu estilo de vida, tus actividades y rutina.

Por otra parte, se puede utilizar esta influencia y alcance de las plataformas para promover acciones a favor del planeta, así como dar visibilidad a problemas ambientales. En la actualidad existen dos tipos de influencers que, de cierto modo, comparten estas prácticas: los influencers verdes, que optan por productos sostenibles, y los desinfluencers, que como su nombre lo indica, intentan des influenciarte y así evites comprar ciertos productos.

No obstante, se debe tener cuidado de que la sostenibilidad se aborde de manera correcta y no se convierta en otra tendencia de consumo más. El punto es cambiar nuestros hábitos de compra, consumir menos.

También, es importante que los comunicadores sean personas verdaderamente interesadas en el tema y consistentes con sus acciones. De nada sirve abogar por una cosa y actuar de manera contraria a tal. Sí, nadie es perfecto. Pero en el papel que han tomado, su voz y sus acciones tienen peso, y se proyectan ante miles de espectadores, por lo que deben cuidar su discurso para no caer en la hipocresía. Tarde o temprano los seguidores se darán cuenta si su afiliación a una causa ha sido de corazón o un mero lavado de imagen; eso sí, manchará a la causa en el transcurso.

De este modo, varios análisis consideran que el uso de los influencers en temas medioambientales es complicado. Aún así, si se ocupa adecuadamente podrían desempeñar un papel interesante para tratar el escepticismo y la brecha con la que, desafortunadamente, se percibe la sostenibilidad.

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