Con la ayuda del Big Data, la Inteligencia Artificial está revolucionando la gestión de recursos en las granjas del hemisferio sur. Este artículo explora cómo y por qué, y, más importante aún, revela qué está consiguiendo con todo ello.
Big data e IA, herramientas que reformulan la agricultura
De un tiempo a esta parte, la sociedad está presenciando una transformación en buena parte de sus industrias y sectores. Un cambio que se debe tanto al Big Data como a la propia inteligencia artificial (IA). Por cierto, no en vano, la tecnología se presenta como la respuesta a muchos problemas.
Esta es una carta de riesgo que busca convertirse en apuesta ganadora cuando se trata del cultivo y del suministro de los alimentos. Y es que aumentar el bienestar animal y ayudar a cimentar la productividad es el fin principal que persigue todo principio de Inteligencia Artificial, al menos dentro del mundo de la agricultura y de la ganadería. ¿El resultado? Que puede hablarse, en este caso, de beneficios y aplicaciones prácticas.
¿Cómo se aplican la Inteligencia Artificial y el Big Data?
Entendido como ese combustible metafórico que da energía y motor a la Inteligencia Artificial, el Big Data en el mundo agrícola no es más que la recopilación de datos. Grandes volúmenes puestos bajo análisis, a fin de extraer información valiosa, primero, y tomar decisiones informadas, después.
Dicho de otra manera, el Big Data recopila datos, procesa información antigua y nueva y empeña sus esfuerzos en nutrir a la IA. ¿Con qué fin? Para ir construyendo en el camino un tapiz de patrones y analítica, y también soluciones. Un manantial de conocimientos recopilados del que bebe ávidamente la IA. Y es en estos mismos términos cuando entra en acción la propia Inteligencia Artificial.
De hecho, usar el término de IA en la agricultura es aludir a la capacidad de las máquinas para realizar ciertas tareas. Más exactamente esos quehaceres que tradicionalmente exigen la colaboración e inteligencia de las personas. El aprendizaje es un claro ejemplo de ello, así como el razonamiento y la toma de decisiones.
Entonces, sí, resulta imposible hablar de remodelación en la ganadería, y especialmente en la agricultura, sin señalar directamente a la IA. Cambios y avances que al aplicarse en las granjas del hemisferio sur, sin ir más lejos, desempeñan un papel crucial en la optimización de recursos. Las ventajas de esta suerte de aplicación son muchas. Empezando por mejorar la eficiencia de las operaciones agrícolas, por ejemplo, así como su propia sostenibilidad, sin ir más lejos.
Es acertado señalar, entonces, que el cóctel que forman la Inteligencia Artificial y el Big Data dentro de la agricultura es una combinación de mejoras. Y es que permite que los agricultores puedan tomar decisiones más precisas, basadas sobre todo en datos contrastados. Un modo de actuar que da pie a una mejor gestión de recursos, primero, mayores rendimientos, después, y una agricultura más sostenible, al final.
Ejemplos de aplicación de Inteligencia Artificial y Big Data
Tal y como recoge este ensayo sobre la IA aplicada en la agricultura de América del Sur, uno de los principales desafíos que siempre ha presentado la agricultura es el monitoreo constante de los cultivos, sumado a la salud del suelo.
Para dar solución a este quebradero de cabeza, la IA se ofrece como una opción para analizar el estado tanto del suelo como de los cultivos. Y todo a través de drones equipados con cámaras y sensores reforzados con tecnología de imágenes, que, además, hacen su trabajo en tiempo real.
Hablamos de dispositivos que recopilan datos sobre la humedad y sobre los niveles de nutrientes para detectar en el proceso posibles enfermedades o plagas. A través de algoritmos, la IA procesa estos datos, por un lado, para luego brindar recomendaciones precisas sobre la fertilización, el riego e incluso el control de plagas. Medidas que, a su vez, optimizan el uso de recursos, a la par que mejoran los rendimientos de tales fuentes.
Siguiendo esta misma línea de ventajas que proporciona la IA en la agricultura es imposible no prestar atención a la optimización del uso del agua. En la actividad agrícola de algunos países del hemisferio sur, el agua es un recurso tan vital como limitado. Lo que significa, por supuesto, que gestionarlo con eficacia es primordial y esencial, si realmente se pretende garantizar la sostenibilidad de las granjas.
Es por ello que los sistemas de riego inteligente que aplica la IA usan datos verídicos. Un contraste de información en tiempo real que desglosa las condiciones climáticas, la humedad del suelo y, cómo no, las necesidades de los cultivos. ¿Y por qué? Para así ajustar los niveles de riego, haciéndolo de manera automática, además.
Hablamos de una medida que mientras ahorra agua, por un lado, favorece y para bien la salud de los cultivos, incrementando positivamente los rendimientos.
La Inteligencia Artificial, protagonista en la predicción ambiental
El clima es un factor de gran importancia en la agricultura. Tanto es así que su imprevisibilidad puede causar grandes pérdidas. A fin de ayudar a los agricultores a gestionar los riesgos, el Big Data permite analizar patrones climáticos, con solo analizar lo sucedido años atrás. Una recopilación de datos históricos que encara y compara con los patrones actuales, a fin de predecir con mayor exactitud las futuras condiciones meteorológicas.
¿Cómo beneficia esto a los agricultores? ¡Fácil! Recurriendo a esta información de contrastes y predicciones, llegado el momento de planificar la siembra, la cosecha y demás actividades agrícolas. Además, tomando medidas preventivas ante posibles condiciones adversas. La Inteligencia Artificial, de hecho, no solo puede ayudar a gestionar riesgos, sino que puede recomendar acciones específicas que mitiguen el impacto de eventos climáticos extremos, tal y como recoge en su lista de consejos la plataforma agrícola CropX.
Y si de seguir aprendiendo a gestionar posibles adversidades se trata, lo cierto es que la IA también pone su foco en otro riesgo muy importante: la salud de los animales. Basta ver cómo el Big Data y la IA están transformando la gestión del bienestar animal en las granjas del sur, para darse cuenta de lo trascendente que es esto.
Ahora bien… ¿Cómo aplicar este consejo, exactamente? Desde Agrivi lo tienen claro. Y es dejando que tanto los dispositivos de seguimiento como los sensores vayan recopilando datos sobre el comportamiento de los animales.
Según esta empresa, que se presenta a sí misma como una plataforma de agricultura de precisión, también es importante hacer lo propio con la alimentación y salud animal. Por algo esta marca se ha hecho un hueco de reconocimiento en el mundo agrícola. ¿Su mayor distintivo? Apostar por emplear la IA para ayudar a los productores en la tarea de aumentar el rendimiento de sus granjas.
Para ser más exactos, y según explica esta plataforma, la IA recurre a sus algoritmos para analizar este tipo de datos. ¿La meta? Detectar estrés o deficiencias nutricionales en los animales; e incluso advertir a tiempo signos de enfermedades. Lo importante, en todo caso, es permitir una intervención no solo rápida, sino además efectiva. Una actuación que, por supuesto, mejora el bienestar animal y aumenta el proceso la productividad, mientras, al mismo tiempo, disminuye los costes.
¿Cuáles son, entonces, los beneficios?
Como ya hemos señalado, el uso de Big Data y de IA permite que los agricultores optimicen el uso de agua, pesticidas, fertilizantes y demás recursos. Un modo de empleo cuyos buenos efectos se ve en el aumento de la productividad, que puede llegar a ser significativo. Con la IA en acción, los cultivos no solo reciben lo que necesitan, en su justa cantidad y en el momento adecuado. Tales cultivos, además, maximizan sus rendimientos, primero, y reducen el desperdicio, después.
A la lluvia de ventajas y beneficios que aporta la IA en la agricultura del sur se suma asimismo la sostenibilidad Ambiental. Hablamos de una agricultura sostenible que resulta tan crucial para la protección del medio ambiente como cualquier otra medida pensada para la preservación del ecosistema.
En este sentido, tanto la IA como el Big Data, de hecho, abren la puerta a una gestión más precisa y eficiente de los recursos. ¿Por qué? Porque ayudan a reducir el uso excesivo de agua, haciendo otro tanto con el empleo de los productos químicos. Una medida que protege los ecosistemas locales, a la par que lucha en contra del cambio climático, por la sencilla razón de que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero.
La reducción de costos es, a su vez, otro incentivo positivo que inyecta la IA en las granjas del sur. Y es que la optimización de recursos, por un lado, y la mejora de la eficiencia operativa, por otra parte, dan pie a que los agricultores reduzcan significativamente sus costos.
Algo cuya importancia queda en evidencia al entender que el uso de tecnologías de IA y de Big Data contribuye a que las granjas disminuyan el uso de insumos costosos. ¿Consecuencias? Presenciar cómo esas pérdidas provocadas por enfermedades o por factores climáticos se van minimizando. Lo que a su vez da pie a que la rentabilidad mejore, por supuesto.
Por qué apostar por la Inteligencia Artificial
Podemos afirmar, como conclusión, que la IA, de la mano del Big Data, es una herramienta de profunda transformación agrícola. Máxime si se tiene en cuenta que cuando se aplica a las granjas del hemisferio sur, esa combinación de tecnología puntera abre la puerta a una mejor gestión de los recursos. Un uso más eficiente y, por descontado, también más sostenible, que pasa por la forja del monitoreo avanzado de cultivos y del suelo, sin dejar atrás la optimización del agua, la predicción precisa del clima, y la mejora de la salud animal.
Una tecnología de IA que, en suma, ya está revolucionando la forma en que se gestionan los recursos agrícolas. No en vano los beneficios de esta transformación se están haciendo notar de manera evidente. ¿Cómo? En forma de mayor sostenibilidad, mejor productividad y, por supuesto, reducción de costos.
Por todo ello no puede negarse, en definitiva, que la integración de la IA en la actividad agrícola resulta clave y esencial. No en vano, estas tecnologías de convergencia de Big Data e Inteligencia Artificial ofrecen oportunidades sin precedentes en la actual era digital. Una serie de ventajas que también contribuye a mejorar la toma de decisiones, por un lado, así como anima a abordar desafíos específicos del sector agroindustrial, por otra parte.