Sostenible

Industrias sustentables, ¿Cuál es su destino?

la caída de Renewcell parece reafirmar el fin de las empresas sostenibles

Author
Elizabeth Valverde

El 25 de febrero del 2024 fuimos testigos de una noticia que remeció las esperanzas de circularidad en las industrias sustentables textil. Renewcell se declaró en bancarrota. Tras años de operación intentando calar en una de las industrias más contaminantes, y a pesar de contar del respaldo de conocidas marcas. Renewcell tuvo que dar un paso al costado y cesar sus operaciones debido a la falta de liquidez.

Imagen de Melinda Gimpel- Bancarrota

Con ello es imposible no preguntarse ¿cuál es el destino de las compañías sustentables? Pues, su caída parece reafirmar el rumbo incierto al que se enfrentan las empresas sostenibles, dispuestas a innovar y encontrar soluciones a las problemáticas ambientales, en un mundo que insiste en ignorarlas. Además, pone en evidencia las dificultades de estas empresas, pioneras en su industria, y los esfuerzos que suponen operar desde la circularidad.

¿Acaso están destinadas al fracaso económico, al operar en un mercado que se resiste a cambiar?

Repasemos primero el recorrido de Renewcell y las dificultades que precedieron su declive.

Un camino lleno de desafios

Fundada en 2012, esta empresa sueca nace gracias a la búsqueda de un grupo de investigadores (de la Royal Institute of Technology, de Estocolmo) de producir bioetanol. En cambio, se toparon con una forma de disolver celulosa y decidieron establecer la compañía ante su potencial uso en la industria textil.

En eso se basa Renewcell: en el reciclaje de productos textiles para la obtención de una nueva fibra.

¿Cómo funciona? Se recolectan restos textiles ricos en celulosa (como el algodón o la viscosa), los cuales se disuelven para dar lugar a una nueva pulpa en forma de láminas.

Gracias a este proceso patentado, fue reconocida en múltiples ocasiones como una de las industrias sustentables más innovadoras del mercado.

Con la circularidad como clave, Renewcell se convertía en un referente internacional dentro de la industria. Es uno de los proyectos más consolidados y avanzados. Marcaba un precedente de viabilidad, en la incorporación de prácticas sostenibles en la moda.

Las dificultades

En su camino tenía muchas dificultades por afrontar. La principal: el dinero.

Su viabilidad se vio truncada a falta de liquidez para cubrir los gastos de la empresa y continuar a flote. El volumen de ventas había disminuido por debajo de las estimaciones, y sin un pronto repunte en la mira, se tomaron medidas para reducir los costes.

Así, a finales de 2023 se enrumbó en una reestructuración de planilla para recortar gastos, buscó nuevas inyecciones de capital, incorporó nuevos proveedores, e incluso recibió 4 millones de euros de uno de sus principales inversores, la empresa H&M. Ninguna de las medidas fue suficiente para asegurar la continuidad de la producción.

Sin la financiación necesaria para seguir operando, Renewcell se declara en quiebra en febrero de este año. Una decisión que se tomó tras no llegar a un acuerdo entre sus principales inversores, prestamistas y potenciales nuevos inversores. Y que se traduce en el despido de sus 90 trabajadores restantes y el cierre de su planta de producción, ubicada en Suecia.

Las palabras de Pilar Riaño

La falta de escalabilidad, de apoyo real, de una estructura vertical, son algunos de los factores claves en el declive según Pilar Riaño, de Modaes. Ella indica que, para generar rentabilidad, la adquisición de la fibra debe ser de gran volumen. Solo así lograrán escalar las producciones y generar rentabilidad. Además, señala que la falta de una estructura industrial le generaba la necesidad de otros proveedores para obtener la fibra completa.

Asimismo, algunos especialistas indican que, además de los factores externos, la empresa aún mostraba limitaciones técnicas y carencias en su enfoque estratégico. Por ejemplo, siendo un proveedor de material debía ubicarse en lugares con abundante producción textil, como Asia, en lugar de Europa.

Imagen de Analuisa Gamboa-Producción textil

Altor al rescate

Hace unos días, una noticia trajo de nuevo el optimismo para las empresas sostenibles: Renewcell ha obtenido una segunda oportunidad.

Los activos restantes de la compañía han sido adquiridos por Altor, una empresa sueca de capital privado conocida por sus inversiones en negocios sostenibles.. Así, ha invertido en Renewcell para repuntarla y lograr una escalada a nivel global.

Altor cree que Renewcell tiene la capacidad de impulsar la transición de la industria de la moda actual a una más sostenible, responsable y circular. La innovación tecnológica que caracteriza a Renewcell, junto a la necesidad de soluciones en la industria, muestran un futuro prometedor para la empresa. Esperan que su producción aumente al punto de asegurar su disponibilidad a nivel internacional.

Gracias a esta noticia, Altor zanja los temores ocasionados tras la declaración de quiebra. Temores que evidenciaban la necesidad de inversión para escalar soluciones, y porque ponen en peligro las inversiones de los grandes grupos en empresas nuevas, con soluciones innovadoras.

Si bien aquí encontramos un final feliz, este no es el caso con el resto empresas sostenibles declaradas en quiebra. Entonces, ¿qué está sucediendo con alternativas como la circularidad? ¿Por qué no logran penetrar en el mercado para transformar el panorama empresarial y económico vigente?

Un cambio necesario

Repasemos las bases de esta economía que se dibuja como el santo grial de las industrias de hoy.

La economía circular, a diferencia de la que predomina en la actualidad, busca cerrar la secuencia de pasos de la cadena productiva para el mercado de consumo. Es decir, “busca conciliar la extracción, producción y uso de bienes y recursos con su disponibilidad limitada y con las capacidades regenerativas de la naturaleza”. Así lo sintetizan Tomas Siderius y Kim Poldner, especialistas en negocios sostenibles. Además, una economía circular funcional “realmente imita los sistemas circulares naturales, crea estructuras de apoyo y colaboración y promueve incentivos estabilizadores que conducen a la producción natural de abundancia sostenible”.

La economia lineal

Esto implica un cambio total en la cadena de suministro, al trabajar con la idea de recircular los materiales y productos dentro de la economía.

Su contraparte, la economía lineal que impera hoy en día, se basa en la extracción, uso y descarte de recursos y productos que está afectando gravemente al planeta. Este representa un modelo destructivo, impulsado por la idea de escasez, que está acabando con los recursos vitales de la naturaleza. Sus consecuencias no solo se evidencian en el medio ambiente sino en la sociedad misma. Se acrecientan las brechas y se marcan los estratos socio económicos “ya que coloca las cargas creadas por el sistema de manera desproporcionada sobre los hombros de los pobres”.

«Linear versus circular economy» de Elise Motalli-Spartacus publisher, Oslo, 2024.

Por eso, el contraste con el que la economía circular se presenta resulta atractivo en una época como la nuestra. Su premisa es cautivadora: al aplicar soluciones técnicas disponibles podremos seguir consumiendo y nuestras economías creciendo sin incurrir en el coste ambiental. Pero, no es tan sencillo. La circularidad se queda en planteamiento. En una idea grandiosa que solucionaría nuestros problemas, pero que no termina de funcionar porque se ve obligada a ajustarse a las limitaciones de la economía de mercado presente.

El sistema de mercado actual resulta contraproducente

En un artículo muy interesante titulado Los mercados y el futuro de la economía circular, sus autores Tomas Siderius y Trevor Zink, plantean que la economía circular está destinada al fracaso porque en nuestro mundo prima un sistema de mercado. Por lo tanto, mientras no exista un cambio fundamental en la estructura económica, el futuro de estas empresas será desalentador.

Hay 4 características centrales en este sistema que contradicen a una economía circular funcional: la propiedad privada, la competencia, el mercado de trabajo (donde el trabajo humano es un bien comercializable), y el valor determinado por el precio.

Estas características reafirman el espíritu insaciable de una economía capitalista, con un objetivo de crecimiento infinito alimentado por sus ansías de conseguir más ganancias y de competir contra sus rivales. Un sistema que carece de sustento al pasar por alto un hecho importante: vivimos en un planeta finito que necesita regenerarse y cuyos recursos no crecen infinitamente.

Entonces, mientras se rija bajo las reglas de un mercado capitalista no podrá tener éxito porque el sistema no permitirá que logre sus objetivos transformadores, los cuales son necesarios para la crisis ambiental.

Un halo de esperanza

La circularidad es imperativa para asegurar la vida y los recursos del planeta, pero necesita generar cambios sistemáticos para su éxito.

Siderius y Zink indican que sólo se generará un cambio significativo cuando se transformen activamente esas 4 características centrales del mercado oponiéndose a la lógica del capital.  De forma que, la economía circular funcionará cuando el supuesto de escasez vire hacia una abundancia sostenible, donde se adopte la eficiencia técnica. Es decir, cuando aprendamos a utilizar todos los recursos de manera eficiente, produciendo el máximo con el mínimo de recursos, y aprovechando todo el potencial posible.

De igual manera, se necesita de la participación de todos los actores sociales y la inclusión de sus fuerzas para respaldar el cambio. Empresas, industrias sustentables, consumidores, gobiernos y tomadores de decisiones políticas deben aunar esfuerzos para salvaguardar los recursos de la Tierra.

Esperemos que cada parte tome acción, que se invierta más en ideas transformadoras, y que el futuro presente menos trabas para proyectos que, como Renewcell, buscan soluciones para un mundo más sostenible y lejos de la crisis ambiental que nos atormenta.