Después experimentar un verano por 9 euros en tren, autobús y tranvía, Alemania ha anunciado un plan de transporte a nivel nacional para apoyar viajes baratos y sostenibles. Se permitirá a los pasajeros viajar en transporte público por una tarifa plana de 49 euros al mes. El nuevo Deutschlandticket es solo un ejemplo de un cambio de mentalidad que se está promoviendo en toda Europa. Los gobiernos locales y nacionales se están comprometiendo con los ciudadanos y las empresas para transformar el tráfico y las experiencias de viaje. Con los automóviles produciendo 7.300 millones de toneladas métricas de emisiones de CO2 en todo el mundo, éstas son algunas de las alternativas que se ofrecen:
Ciclovías – Copenhague, Dinamarca
Ha sido coronada por primera vez como la ciudad que más alienta el uso de las bicicletas en el mundo desde 2015. Dinamarca es posiblemente la capital del ciclismo. Casi la mitad de todos los viajes al trabajo o a la escuela son completados en bicicleta. Un estimado de 1,44 millones de kilómetros son recorridos diariamente por los residentes. ¿Qué es lo que hace de Copenhague un sueño para los ciclistas?
Con la primer ciclo pista construida en 1892, Copenhague tiene una larga historia de amor por las bicicletas. Durante los años 1920 y ’30, la bicicleta fue un símbolo de igualdad y libertad en toda Dinamarca. Sin embargo, no fue hasta la década de 1970, cuando las protestas contra el dominio del automóvil en la posguerra coincidieron con la crisis del petróleo de 1973, que los planificadores comenzaron a tomar esta forma de transporte más seriamente. Se ha construido una red de ciclovías protegidas separadas de las aceras y carreteras por un bordillo. Copenhague ha priorizado la seguridad y la eficiencia a través de sus políticas orientadas a la bicicleta. Esto significa que las personas menos capacitadas y los niños pueden también circular con seguridad por la ciudad.
Con una inversión de más de 200 millones de dólares en la última década, Copenhague cuenta hoy con más de 397 km de ciclovías utilizados por más de 370.000 residentes. Con 675.000 bicicletas, 120.000 coches, y planes en marcha para convertirse en una ciudad neutra en carbono para 2025, Copenhague es realmente el modelo para una ciudad orientada al ciclismo.

E-Scooter Sharing – Oslo, Noruega
Alimentados por baterías, los e-scooters son un modo de transporte asequible y con cero emisiones que permite a los usuarios navegar por las calles como lo haría una bicicleta o un ciclomotor. Han ganando popularidad en la década de 2010 cuando una serie de nuevas empresas de Singapur y Estados Unidos lanzaron scooters con la posibilidad de ser alquilados y operables a través de teléfonos inteligentes, con desbloqueo con códigos QR y rastreo GPS. Esta forma de viaje ha sido avalada por más de 88 ciudades en 21 países gracias a la combinación de conveniencia y sostenibilidad.
Con 10.000 vehículos disponibles para alquilar a través de tres operadores, la capital de Noruega, Oslo, ha sido uno de los mayores responsables de esta revolución. Los alquileres de TIER, Bolt y Voi brindan cobertura en todo el centro urbano. Los e-scooters se han convertido en la opción de transporte para casi la mitad de los 700,000 residentes de la ciudad. De hecho, TIER entregó a partir de 2021 más de 450,000 viajes para usuarios únicos en el 2021.
Este modelo actual inicialmente tuvo sus problemas, como un período de «Salvaje Oeste» en 2021 donde 12 compañías operaban con una densidad de 200 scooters por cada 10,000 residentes. La reducción del número de scooters y proveedores, tanto como la restricción de edad, de alcohol y los toques de queda, ha permitido a Oslo integrar con éxito la micromovilidad en espacios urbanos ocupados.
Sin embargo, los e-scooters no están completamente desprovistos de impactos ambientales. Aunque no producen emisiones de gases nocivas como las contrapartes de gasolina, las baterías utilizadas en el transporte eléctrico a menudo están hechas de litio. Este metal no solo no es renovable, sino que crea mucho daño ambiental y social para obtenerse y convertirse en su forma utilizable. Por lo tanto, si bien los e-scooters están cambiando la cara de los viajes en las ciudades, es posible que no sean la panacea con la que el prefijo ‘e’ una vez se promocionó.

Car Sharing – India
Convirtiéndose en una palabra de moda en los últimos años, el uso compartido de automóviles es la nueva tendencia de consumo colaborativo para terminar de dar forma a cómo los ciudadanos se desplazan de una manera más sostenible. Este modelo de alquiler de coches permite a los usuarios utilizar el transporte público para la mayoría de sus tareas diarias, pero también acceder a los coches por cortos períodos de tiempo, lo que es ideal para viajes inesperados. Al reducir la propiedad de automóviles privados, el car-sharing permite que las personas sigan accediendo a los beneficios de los vehículos, y al mismo tiempo que se reduzca la huella de CO2.
Esta forma de utilidad compartida está incursionando en toda la India. Plataformas como Zoomcar operan en más de 45 ciudades y prestan servicios a más de 3 millones de usuarios activos. Tomando más del 90% del mercado de autos compartidos en el país, la flota de 20,000 coches de Zoomcar no es propiedad de la propia compañía. Los ciudadanos alquilan sus vehículos, y la empresa se lleva un recorte del 40%.
Aunque las emisiones todavía se producen a través de estos automóviles, y la construcción de carreteras aún continúa, estas plataformas están ayudando a sacar millones de coches de las calles. Además ofrecen un acceso más barato y equitativo para viajar. Como tal, se puede considerar que el uso compartido de automóviles aprovecha al máximo la situación actual, haciendo que la propiedad privada de automóviles sea cosa del pasado.

Cambio de marchas
Sacudir la industria del transporte y alejarse del dominio del automóvil privado es un paso en la dirección necesaria. El sector del transporte mundial, un gran contaminador, y los automóviles privados contribuyen hasta el 41% de estas emisiones. Iniciativas como las ciclovías, los e–scooters e incluso el uso compartido de automóviles son cada vez más importantes para combatir no solo el calentamiento global, sino también para ayudar a que los espacios urbanos sean más habitables. La expansión prevista de tales empresas en los próximos años a rincones más lejanos del mundo, revelará la transformación que se puede lograr a partir de un cambio de actitud.
