El modelo de negocio lineal de la industria de la moda que prioriza el «tomar-hacer-tirar”, tiene como consecuencias la sobreproducción, el sobreconsumo y la generación de residuos.
El problema de la sobreproducción
Cada año mundialmente, la industria de la moda produce entre 100.000 y 150.000 millones de prendas, duplicando su número desde el año 2000.
Esto se ve incentivado por las compañías que producen textiles a bajos precios en grandes volúmenes y con rápida rotación.
Mientras más prendas se solicitan, menor será el precio individual por cada una. De esta manera se permite que el exceso también sea rentable, ya que pueden venderse con descuento y seguir generando beneficios. Se alimenta el exceso de producción y de consumo.
Pero el aumento de la producción también provoca un incremento de residuos textiles. Un gran número de materiales se desperdician al no poder utilizarse previo a la producción y otras producidas se desechan pocos después de su fabricación.
Esta sobreproducción se ha visto acelerada gracias al surgimiento de compañías de moda ultra rápida como Boohoo, Fashion Nova, PrettyLittleThing o SHEIN. De acuerdo a Business of Fashion, esta última publicó más de 300.000 nuevas prendas en su sitio web entre enero y abril de 2022.
De acuerdo al Informe sobre el mercado de materiales 2023 presentado por Textile Exchange, la producción mundial de fibra aumentó de 112 millones de toneladas en 2021 a un récord de 116 millones de toneladas en 2022, mientras que se espera que esta cifra aumente hasta 147 millones de toneladas en 2030.
De las millones de prendas que se producen anualmente, se estima que entre el 10% y el 40% no son vendidas, generando un exceso de que hay que deshacerse
En el caso de las firmas de lujo, las prendas se destruyen para evitar que lleguen al mercado de segunda mano o que se vendan con descuentos impactando negativamente la imagen de la firma de lujo que se caracteriza por su exclusividad.
El sobreconsumo y sus desechos
Gracias a las efectivas campañas de publicidad en las redes sociales, la industria de la moda manipula a los consumidores para aumentar la demanda de ellos y sus propias ganancias, generando un consumo excesivo.
Los compradores de moda adquieren cada año más de 80.000 millones de prendas nuevas, lo que supone más de un 400% desde hace dos décadas.
Según WRAP (Waste & Resources Action Programme) en el Reino Unido cada persona compra 28 prendas nuevas al año. Mientras que los europeos utilizan casi 26 kilos de productos textiles. Pero muchas de esas prendas sólo se visten entre 7 y 10 veces antes de ser descartadas, representando un descenso de más del 35% en sólo 15 años.
Asimismo, muchos consumidores admiten que a menudo compran prendas que nunca visten. Según Statista Consumer Insights, en el Reino Unido el 29%, en China el 12%, y en Estados Unidos, el 23% de las mujeres y el 19% de los hombres admiten comprar prendas que descartan sin uso.
Como dato clave, cada año se generan más de 90 millones de toneladas de residuos textiles. Los países que más producen son China con 20 millones de toneladas y Estados Unidos con 17 millones de toneladas.
La consultora McKinsey & Co., indica que por cada 5 prendas producidas, 3 de ellas acaban incineradas o en enormes vertederos en países del Sur Global como Ghana y Chile.
De acuerdo a la Fundación Changing Markets, 16 de cada 21 prendas de 10 firmas de moda donadas a través de sus programas de recogida fueron destruidas, abandonadas en almacenes o exportadas a África, donde hasta la mitad de ellas se tritura rápidamente para darle otros usos o directamente se tiran a la basura.
La circularidad como objetivo
Una posible solución al problema de la sobreproducción es que las firmas confeccionen productos con mayor durabilidad y que puedan ser reciclables.
Actualmente se calcula que menos del 1% de los residuos textiles se reciclan en nuevas fibras para prendas.
Esto se debe al gran volumen de producción de prendas que ni la infraestructura ni la tecnología pueden absorber. Tal magnitud de material supondría su reciclaje.
Además las prendas suelen estar confeccionadas con mezcla de materiales diferentes como algodón con poliéster, haciendo difícil su reciclado.
Reducir la producción y el consumo excesivo son la única forma de cumplir con los compromisos de sostenibilidad. Eel diseño circular es el camino que permitirá alcanzar un impacto positivo en la industria de la moda.
Si no se toman medidas urgentes, las emisiones globales de la industria aumentarán un 50% de aquí a 2030 sin lograr cumplir con los ODS.
Para este año 2024, cumplir con la sostenibilidad dejará de ser una opción para ser una obligación. Se aplicarán legislaciones en todo el mundo que exigirán a las compañías realizar cambios en la producción textil.
Como parte del plan para lograr una economía circular en 2050, para hacer frente al impacto en el medio ambiente, la Unión Europea quiere reducir los residuos textiles y aumentar el ciclo de vida y el reciclado de los productos textiles.
En virtud de la directiva sobre residuos aprobada por el Parlamento en 2018, los países de la UE están obligados a recoger los textiles por separado para 2025.
Esta nueva estrategia también incluye medidas para hacer frente a la presencia de sustancias químicas peligrosas. Responsabiliza a los productores a lo largo de la cadena de valor, incluso cuando se convierten en residuos. Ayuda a los consumidores a elegir textiles sostenibles.