En 1987 el Informe “Nuestro futuro común” de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de la ONU, definió el desarrollo sostenible como la ‘satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades’.
Este concepto busca lograr el equilibrio entre tres pilares: el del medio ambiente, el económico y el social.
Teniendo en cuenta esta definición, la moda para ser considerada sostenible debe diseñar y producir, respetando el medio ambiente, los recursos naturales y la sociedad.
Un poco de historia
Antiguamente la industria de la moda se desarrollaba en sastrerías o casas de modas pequeñas, a pedido y escasa producción.
Con el surgimiento de la revolución industrial en el siglo XVIII, y gracias a la nuevas tecnologías que sustituyeron la costura a mano, aumentó la efectividad de la producción permitiendo la confección de forma más rápida y a menor costo.
La introducción de la producción en masa representó un cambio en la relación con el medio ambiente. El utilizo de combustibles fósiles aumentaba las emisiones de gases de efecto invernadero. El consumo de más agua en la fabricación, gastaba poco a poco los recursos naturales.
A nivel social, se les exigía a los trabajadores que trabajaran muchas horas a cambio de un salario escaso. Entretanto, las condiciones laborales comenzaron a dañar su salud.
Durante la década de los sesenta, surgió el movimiento hippie, que adoptó un estilo de vida más lento y ecológico, mientras que vestía prendas de tejidos naturales.
En los años setenta, impulsada por el libro Primavera silenciosa de Rachel Carson donde la escritora advertía de los efectos perjudiciales de los pesticidas en el medio ambiente, y reafirmándose en los ’80, la moda sostenible gana importancia gracias al movimiento punk. Este movimiento se había rebelado contra el capitalismo y las instituciones utilizando la moda como forma de expresión. Compraban en tiendas vintage y de segunda mano, adoptando estilos de upcycling.
Para 1992, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo celebrada en Río de Janeiro Brasil, habló de los problemas de la industria de la moda.
Surgimiento de la moda rápida
El término «moda rápida» surge a fines del ‘89 en un artículo del New York Times. Se titulaba: «Moda: Dos nuevas tiendas se adentran en la vía rápida de la moda», en el cual la periodista Anne-Marie Schiro describe el nuevo modelo de producción acelerada de la firma española Zara.
El aumento de la fabricación en países en desarrollo que reducía los costes para aumentar los beneficios, facilitó el modelo de producción en serie y el acceso a la moda barata.
El auge de la moda rápida provocó la utilización desmedida de fibras sintéticas. Derivaban del petróleo y eran muy fáciles de producir. La produccion de estas fibras fue una de las razones de la creciente huella de carbono. No solo se trataba de tejidos no biodegradables, sino porque para producirlos se utilizaban químicos nocivos que contaminan los suelos y los cursos de agua.
La sobreproducción y el consumo excesivo de prendas desechables convirtieron la moda en insostenible.
Asimismo, muchas firmas de moda rápida han sido acusadas de pagar bajos salarios a los trabajadores y permitir el trabajo infantil.
Estos cambios en la producción y tragedias como la ocurrida en 2013 en Rana Plaza en Bangladesh donde murieron más de 1000 trabajadores de la confección en un derrumbe, han contribuido a pedir cambios en la industria y a restablecer el movimiento de la moda sostenible.
Triple impacto
La moda sostenible tiene como objetivo la reducción del impacto medioambiental y la promocción de la responsabilidad social a lo largo de todo el ciclo de vida del producto.
Para que la industria sea sostenible a largo plazo, los 3 pilares de la sostenibilidad deben estar en equilibrio:
- Pilar medioambiental. Utilizar materiales naturales u orgánicos duraderos, tintes no tóxicos. Reducir la contaminación, el consumo de agua, energía y la producción de residuos y compensar los daños medioambientales sufridos.
- Pilar económico. Generar valor económico sin impactar negativamente en la sociedad y ambiente.
- Pilar social. Respetar los derechos humanos garantizando prácticas laborales justas, salarios dignos, cumpliendo con las normas de seguridad y salud para que las condiciones de trabajo sean adecuadas, no haya esclavitud ni trabajo infantil, y con políticas de biniestar animal.
Transparencia
La industria de la moda para ser sostenible debe ser transparente en toda su cadena de producción: desde la obtención de materiales, creación de la materia prima, transformación de la fibra en tejido, teñido y preparación del tejido, diseño, producción hasta el transporte.
Para ello puede contar con certificaciones de sostenibilidad de terceros independientes que garanticen la trazabilidad.
Asimismo, toda compañía debería generar reportes de impacto económico, social y ambiental anuales con metas y objetivos medibles a corto y largo plazo.
Pioneros
En la década de los ’70, Patagonia fue una de las primeras compañías sostenible.
Para 1989, Katharine Hamnett, activista política y diseñadora, comienza a concientizar sobre el impacto medioambiental de la industria de la moda.
People Tree se funda en Tokio, Japón en 1991, siendo una de las primeras firmas de moda creadas pensando en el medio ambiente y la sociedad.
En 2001, Stella McCartney lanza su marca homónima sin crueldad animal, materiales naturales, 100% libre de PVC.
Diseñadores que inspiran el cambio
No es reciclar, es reutilizar
El diseñador de moda japonés Issey Miyake conocido por sus diseños basados en la tecnología, rechazó la cultura del usar y tirar.
Prefería los materiales naturales, mientras que buscaba la sostenibilidad con prendas atemporales.
En 2010 lanzó una nueva línea fabricada con materiales reciclados.
Compra menos, elige bien, haz que dure
La diseñadora Vivienne Westwood es considerada como la principal responsable de la estética del movimiento punk gracias a su boutique SEX en el Reino Unido.
Fue una de las primeras en denunciar públicamente los efectos de la industria de la moda en el medio ambiente y el cambio climático. Utilizaba sus desfiles como plataforma para su activismo.
Lujo honesto
En 2015, la diseñadora uruguaya Gabriela Hearst crea su firma homónima con dos valores principales: la sostenibilidad y el largo plazo.
Su marca refleja un ritmo y proceso lentos, donde la tradición es más importante que la tendencia. Donde cada pieza tiene un propósito. Se valora la tradición más que la tendencia. Donde los detalles importan.
Lujo consciente
Alejandro Crocker es un diseñador venezolano que crea a partir de lo que él llama reciclaje creativo.
Con sus prendas, busca una creación consciente, dándole una segunda vida a prendas olvidadas, reciclando telas y materiales e interviniéndolas a mano.
Dando valor a lo que ya existe y no está en uso
La diseñadora argentina Juliana García Bello fundó en 2017 la firma GARCIA BELLO. Se basa en métodos de upcycling, donde combina sus donaciones con un método de reconstrucción y empleando una moldería zero-waste. Crea prendas artesanales de calidad y atemporales.
Ganó el premio Fashion Makes Sense 2019 y Redress Design 2020, una de las competencias de diseño de moda sostenible más grande del mundo.
Transformar los residuos en tesoros
Patricia Ermecheo es una diseñadora venezolana que está revolucionando la industria textil con Osomtex.
Sus productos se fabrican con hilos reciclados de alta calidad de OSOM BRAND™ a partir de prendas desechadas, reduciendo los residuos textiles que terminan en los vertederos. No utiliza agua ni colorantes en el proceso de fabricación de los hilos.
Ha colaborado con Nike, The North Face, Calvin Klein y Tommy Hilfiger.
La moda sostenible debe promover un consumo responsable reduciendo el consumo excesivo.
De acuerdo a una encuesta realizada por la consultora McKinsey & Co durante el inicio de la pandemia del Covid-19, se indicó que el 67% de los encuestados consideraba que el uso de materiales sostenibles es un factor de compra importante. El 63% considera de la misma manera la promoción de la sostenibilidad por parte de una marca.
Por ello, cada vez más firmas incorporan colecciones con materiales reciclados o sostenibles, pero que pueden ser un practica de greenwashing.
El mundo se encuentra en una carrera contrarreloj. No podemos permitirnos lentitudes, falsos avances ni ninguna forma de lavado verde.
António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas.