Hoy parece imposible dar una paseo por el campo y no encontrar algún pañuelo tirado, restos de papel de aluminio y, sobre todo, colillas. Es lo que se ha llamado basuraleza, residuos generados por el ser humano que acaban en entornos naturales como los bosques, ríos o playas. Para luchar contra esta forma de contaminación, la ONG SEO Bird/Life creó en asociación con Ecoembes el Proyecto LIBERA en 2017. Desde entonces miles de voluntarios han retirado cientos de toneladas de basura de entornos naturales en toda España en campañas organizadas por este programa.
La iniciativa 1m2 consiste en recogidas colectivas de residuos abandonados en la naturaleza. Cualquiera puede participar sumándose a una actividad planificada o, incluso, organizando un nuevo punto de recogida. Proyecto LIBERA programa tres campañas al año: una centrada en bosques, montes y campos; otra en playas y mares, y otra en entornos fluviales. La próxima, del 12 al 20 de marzo, ya tiene abierto el plazo de inscripción para limpiar ríos, embalses y pantanos.
Los organizadores de los puntos reciben una formación previa a la actividad, así como un lote con bolsas de basura, guantes y una balanza para pesar los residuos encontrados. ¿El porqué de la balanza? LIBERA analiza los desechos recogidos para obtener información de las formas más habituales de contaminación. Con estos datos, las autoridades pueden dirigir sus políticas medioambientales a los puntos que más lo necesitan.
LIBERA investiga, por tanto, el origen de los residuos, sus derivados tóxicos, las áreas de acumulación… Lo hace junto a distintas asociaciones e instituciones; y también con la colaboración ciudadana. Por ejemplo, ha puesto en marcha apps para que cualquiera pueda informar de la basura que se encuentra durante una excursión. Los usuarios de la aplicación B-LEZA obtienen incluso recompensas en función de su participación. Es decir, que ha transformado la tarea de recogida de información en un juego.
La basuraleza invisible
Una de las instituciones que colabora con LIBERA es el CSIC, con quien ha realizado el estudio Ciencia LIBERA. En él se analiza la presencia de determinados contaminantes en 140 de las 469 Áreas Importantes para la Conservación de las Aves y de la Biodiversidad —consideradas prioritarias por la presencia de algunas especies, identificadas por la ONG y reconocidas por el Ministerio para la Transición Ecológica—. Según este informe, los tres residuos más habituales de la basuraleza son los restos plásticos, las colillas y las toallitas húmedas.
Cada año se arrojan 4,5 millones de colillas, según los datos de LIBERA. Este tipo de desechos genera un gran problema —aunque invisible a los ojos, como diría el Principito—: los filtros se fabrican con un derivado del petróleo que no es biodegradable. Es decir, aunque el sol, la erosión y las lluvias destruyan la colilla, esta no desaparece. Y sus micropartículas, explica el proyecto en su memoria de 2021, pueden «trasladar al medio hasta 400 sustancias químicas», entre ellas varias reconocidas cancerígenas por la Organización Mundial de la Salud, como el alquitrán.
La basuraleza invisible, como llama el informe Ciencia a estos contaminantes, abarca mucho más allá que el simple —aunque incívico— abandono de colillas: solo 4 de las 140 áreas analizadas no tenían contaminantes en sus aguas. De estos contaminantes, los más habituales son los considerados «fármacos», categoría que incluye la cafeína y la nicotina, muy presentes en zonas recreativas como los merenderos.
Puntos negros
Además, estos contaminantes pueden seguir perjudicando el planeta durante años. Es otra de las conclusiones del estudio de LIBERA y el CSIC, que ha hallado grandes cantidades de plaguicidas usados a gran escala entre los años cincuenta y los ochenta en las muestras recogidas; pese a llevar prohibidos desde 1994.
Identificar los «puntos negros» donde más residuos y contaminantes se concentran puede resultar útil para que los gobiernos (locales o nacional) implementen medidas en esas áreas. LIBERA informa de que la basura abandonada en las ramblas, torrentes y barrancos es especialmente problemática. Estos desechos se descomponen con el tiempo y, además de a la fauna y flora del lugar, afectan a toda aquella a la que el río transporta sus restos. En muchas ocasiones, llegando incluso al mar.
Lo que está claro es que, más allá de las iniciativas que puedan poner en marcha las administraciones, la basura no estaría ahí si las personas no la tiraran. Por eso, LIBERA organiza talleres, exposiciones y cursos de formación donde transmite el daño que supone la basuraleza para el medio ambiente. También imparte asignaturas en Formación Profesional y varias universidades. Y, lo más importante, también enseña a los más pequeños en las escuelas.
Sacar la basura es una tarea para todos los miembros de la familia. También la que encontramos en la naturaleza.
