Se dice que el orden de tu casa es un reflejo del que tienes en tu interior. Frase directa y sincera que aporta mucha verdad.
Nuestro hogar es nuestro refugio (en la mayoría de los casos). Por tanto, es de vital importancia que nuestra casa nos proporcione esa sensación de descanso, de abrazo y de felicidad. Y esto no puede ser posible en un entorno desordenado y sucio. ¿Estás de acuerdo?
Un espacio ordenado va acompañado de bienestar emocional y mental y, por el contrario, una casa desordenada puede ser reflejo de tristeza y ansiedad.
Por supuesto, hablar de orden no significa tener todo perfectamente brillante e inmaculado, como si no viviera nadie en la casa. Ese es un extremo al que no debemos llegar.
Existen dos tipos de desorden:
- Tolerable: No siempre podemos tener nuestro hogar lo limpio y ordenado que nos gustaría porque nuestro día a día a veces nos supera. El desorden tolerable es aquel con el que puedes vivir bien, ese que no te llega a molestar.
- No tolerable: Es aquel que te provoca ansiedad, angustia, enfado… en pocas palabras, aflora tus sentimientos más negativos y te dificulta estar en paz.
Reflexionando sobre el orden exterior e interior
Antes de ponerte a ordenar sin criterio, para y respira profundamente varias veces. Revisa las habitaciones de tu casa y pregúntate por qué están desordenadas. Reflexiona sobre qué efecto te provoca cada estancia y analiza tu interior. Si el desorden exterior es reflejo del interior, valora cómo estás.
¿Hay ropa por todas partes? Posiblemente la ansiedad esté a flor de piel. ¿No has limpiado los cacharros de la cocina en varios días? Quizás estés pasando por un periodo depresivo.
Los beneficios de mantener una casa ordenada son muchos, he aquí algunos de ellos:
- Serás más eficaz: Serás consciente de dónde están tus cosas y sabrás dónde encontrarlas enseguida. Esto hará que ganes en tiempo y bienestar.
- Ahorrarás dinero: Sí, si sabes lo que tienes y dónde lo tienes, no acabarás duplicando compras de cosas que ya tenías y no sabías dónde estaban.
- Reducirás el estrés y aumentarás tu paz interior: Es así de sencillo. Casa ordenada y despejada = mente más calmada y funcional.
- Sentirás más control sobre ti: Si controlas lo que posees en tu hogar, te dará más seguridad en ti mismo/a.
Algunos consejos
¿No sabes por dónde empezar a organizar tu casa? ¿Solo de pensarlo ya se te cae el mundo encima? ¡Siéntate y respira!
Ordenar de forma eficaz una casa requiere una pequeña inversión de tiempo que, verás, valdrá la pena y el esfuerzo. Una vez termines, la motivación y la satisfacción que sentirás, te dará pie a abrir un nuevo camino en tu vida.
Ordenar es más que arreglar tu espacio físico; tu mente y tu alma también harán esa purga a nivel emocional.
Lo ideal es que vayas habitación por habitación y por supuesto, no hacerlo todo en un día. Eso solo hará que aumente tu frustración y ansiedad.
Puedes tomar nota de los siguientes pasos para cada estancia:
- Sacar absolutamente todo lo que tienes en cajones, armarios, estanterías, etc. y depositarlos en el centro de la habitación. Esa imagen de montaña de cosas posiblemente te impacte mucho en un primer momento, pero es justo lo que necesitas para darte cuenta de la cantidad de cosas acumuladas y que ni sabías que tenías. Ese impacto hará que actúes ya mismo.
- Ponte tu música favorita, ten a mano tu bebida favorita y empieza a clasificar las cosas en tres categorías: Tirar, donar y guardar. Como dice Marie Kondo, agradece a todas aquellas cosas que vas a sacar de tu casa el hecho de haber estado contigo y haber sido útiles en un tiempo determinado.
- Aquello que decidas guardar trata de clasificarlo también por temática. Por ejemplo, libros, material de oficina (papel, bolis, lápices, etc.), recuerdos de viajes, etc. Revisa qué espacios de almacenaje dispones y empieza a guardar. Si vieras que te falta alguna caja, intenta primero reutilizar otras que ya tengas y, si no queda más remedio, invierte en algunas.
Ya ves que todo se puede reducir en tres pasos y el cambio que éstos producen será muy significativo. Trata de ser consciente de cómo te sientes antes, durante y después del proceso. La sensación de haber vaciado y purificado tu interior es de lo más gratificante.
Por supuesto, no olvides tirar en el punto verde la bolsa que llenaste con ese fin y llevar la bolsa de «donar» a la entidad que hayas escogido. Reciclar, por un lado, y ayudar a otros, por otro, cerrará el círculo.