Con las vacaciones a la vuelta de la esquina se han desatado la tradicional vorágine y el frenesí de los preparativos, la ansiedad por las reservas y la carrera por cazar los mejores precios. Nos morimos de ganas de viajar, de salir del país y volver a descubrir lo que hay más allá de los límites de nuestra cotidianidad. En esta época de agitación es importante recordar que muchas de las ofertas que tan atractivas resultan desde el punto de vista económico pasan por alto el medio ambiente, la naturaleza y los propios seres humanos; ahora más que nunca urge reflexionar sobre la importancia de unas vacaciones sostenibles.
La pregunta entonces es: ¿se pueden organizar unas vacaciones sostenibles y asequibles?
Ciertamente, la forma de hacer turismo ha cambiado radicalmente en las últimas décadas: del turismo de masas hemos pasado a un turismo global, gracias al desarrollo del tráfico aéreo y de Internet; se tiende a estandarizar y abaratar las vacaciones, y los viajes ya no están dirigidos exclusivamente a las élites, sino a todas las clases sociales.
Muchos viajeros aficionados han cumplido con sus listas de lugares por visitar a un precio irrisorio, han recorrido las capitales europeas, se han alojado en apartamentos llenos de encanto y han contemplado las maravillas que ofrece nuestro continente, e incluso han ido más allá. Pero lo cierto es que en este País de las Maravillas hay algo que se ha pasado por alto: la sostenibilidad.
¿Cuál es entonces el precio de todos esos desplazamientos? Nuestras vacaciones contribuyen al 5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y, según el informe de 2019 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el sector de la aviación es el que tiene mayores repercusiones, ya que es responsable del 2% de las emisiones . Sin embargo, los efectos no cesan una vez que llegamos a nuestro destino, sino que nos acompañan durante toda la estancia y señalan cada una de nuestras elecciones, desde el alojamiento hasta las comidas y los desplazamientos internos.
Aunque es un problema que debe resolverse de raíz, con una intervención a gran escala por parte de las autoridades estatales en términos de control y regulación, los ciudadanos también pueden contribuir en cierta medida al cambio si apuestan por estilos de vida y, en este caso, vacaciones sostenibles.
Por ello, hemos intentado simplificar el proceso de organizar un viaje respetuoso con el medio con una serie de consejos.
El transporte: desplazamientos sostenibles
Como ya ha quedado demostrado, el avión es el medio de transporte más contaminante, seguido del coche, los autobuses urbanos, los Flixbuses y, en último lugar, los trenes de alta velocidad; por ello, es preferible evitar su uso, sobre todo para distancias cortas, y utilizar en su lugar el autobús o el tren. Sin embargo, si es necesario viajar en avión, recomendamos consultar las compañías aéreas asociadas a la IATA, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, que participan en programas de compensación de las emisiones de carbono.
Un alojamiento respetuoso con el medio ambiente
Lo mismo ocurre con el alojamiento, donde es importante comprobar de antemano la sostenibilidad de las instalaciones. EcoBnb es un portal fundado por un equipo italiano en 2013 que reúne a 3.000 Bed and Breakfasts y hoteles concienciados en materia de sostenibilidad. Silvia, una de las dos fundadoras, concedió una entrevista a lecopost en la que explica algunos de los criterios que persigue la plataforma:
- Alimentos ecológicos o de «Kilómetro 0»
- Bioarquitectura
- Energía procedente de fuentes 100% renovables
- Paneles solares para el agua caliente
- Productos de limpieza ecológicos
- Recogida selectiva de al menos el 80% de los residuos
- Acceso en transporte público
- Bombillas de bajo consumo
- Reductores de caudal para ahorrar agua
- Recogida y reutilización del agua de lluvia
Se deben cumplir al menos 5 de estos criterios para poder participar en EcoBnb. Otras dos páginas en las que puedes confiar para organizar tu estancia son BookDifferent, de la que hablamos en detalle aquí, y FairBnb, una cooperativa fundada en 2016 que pone en contacto a «anfitriones justos» con viajeros que quieren contribuir a un concepto más razonable de la vivienda compartida. FairBnb cobra una comisión del 15% sobre las reservas. La mitad se destina a costear sus propias actividades y la otra, a financiar proyectos comunitarios locales.
Preservar los territorios que visitamos
La búsqueda de la sostenibilidad no debe sólo ser un paso previo a las vacaciones, sino también su leitmotiv. Le proponemos algunas sencillas pautas para que pueda disfrutar de sus merecidos días de descanso sin perjudicar al medio ambiente.
En primer lugar, procura llevar siempre una cantimplora. Evitarás comprar botellas de agua y reducirás el consumo de plástico. También puedes llevar tus objetos personales de casa (cepillo de dientes, champú y acondicionador) en lugar de usar los desechables que suelen ofrecer los hoteles. Asimismo, considera detenidamente el tipo de actividades que quieres practicar y evita aquellas que supongan un deterioro de los recursos naturales o la explotación animal, tal y como explicábamos aquí. Por último, presta atención no sólo a los medios de transporte necesarios para llegar a tu destino, sino también a los que vas a utilizar in situ; si puedes, recurre al transporte público o alquila una bicicleta, si las distancias lo permiten.
Por último, cabe destacar hasta qué punto la pandemia ha hecho mella en el turismo mundial. Este año, la llegada de turistas internacionales ha caído un 87% con respecto a 2020. No obstante, ha brindado a los Estados y a la propia Unión Europea la oportunidad de replantearse el turismo de forma sostenible y del debate han surgido cuestiones que han dado lugar a un plan que deberá aplicarse de aquí a 2050 para seguir manteniendo la prestigiosa tradición turística del continente sin desvirtuar sus territorios.
¡Esperamos que estas ideas le resulten útiles a la hora de organizar unas vacaciones sostenibles!