«No somos una marca de moda; confeccionamos nuestros bañadores para limpiar de plástico los mares».
Así es como el equipo de Ogyre define su marca, o, más bien, su startup con carácter social, para ser exactos. El director general Antonio Augeri y, podríamos decir, su tripulación se dedican cada día a saquear el mar y a convertir la basura en trajes de baño. El procedimiento es tan sencillo como ingenioso: la llamada «pesca de basura», en la que Ogyre es pionera en Italia.
Por qué «Ogyre»:
El nombre de Ogyre proviene de «ocean gyres», es decir, remolinos oceánicos. En los mares y océanos, estas singulares corrientes provocan unas especie de espirales que succionan todo lo que encuentran a su paso. Se trata de un proceso natural, fundamental para el ecosistema marino, que ha derivado en una situación paradójica y grotesca. Los giros oceánicos atrapan los residuos plásticos, que permanecen flotando en la superficie.
Su acumulación forma lo que hoy conocemos como «islas de plástico».
La acción humana ha convertido así las corrientes oceánicas naturales en una trampa de basura, que se queda estancada y sufre un proceso de fotodegradación, con lo que se va reduciendo en fragmentos cada vez más pequeños. Dichas aglomeraciones son extremadamente dañinas para las aves marinas y los peces, que se alimentan de esta bazofia sintética tomándola por comida, lo cual tiene consecuencias alarmantes para toda la cadena trófica, en la que se incluye el ser humano.
La cadena de Ogyre y la pesca de basura:
El objetivo de Ogyre es dar marcha atrás, volver a conectar al cliente con su entorno y ofrecerle una oportunidad real de actuar a través de su compra.
La cadena de producción de los bikinis y bermudas de Ogyre comienza en el mar, donde los pesqueros afiliados a la startup se dedican a pescar la basura. ¿Y cómo? Cuando están faenando, en sus redes suelen quedan literalmente atrapados los deshechos. Ya en tierra, los pescadores reciben una remuneración en función de la basura que hayan recogido.
Controla el trabajo de las ONG y los activistas que recogen plástico e informan al respecto. En ese momento, los residuos están listos para transformarse en un hilo 100% reciclado y reciclable, con el que se fabrican los trajes de baño. Con ello se cierra el círculo: es el cliente quien, con su compra, apoya y financia las actividades de recolección de los pescadores.
«Recurrimos a los barcos de pescadores para que nos ayuden a llevar a tierra el plástico que se queda en las redes, que supone una media de 60 kg al mes por embarcación. El plástico en los océanos es uno de los mayores problemas medioambientales de nuestro tiempo», explica Antonio Augeri, director general y cofundador de Ogyre, «a cambio, les ofrecemos una remuneración y les eximimos de toda la carga (de responsabilidad y financiera) que conlleva su eliminación. Esto se debe a que, en Italia, la «pesca» de basura se ve obstaculizada por la normativa actual, que considera los residuos marinos como desechos especiales; en consecuencia, los costes y la responsabilidad penal corren a cargo de los pescadores, hasta el punto de que, a menudo se ven obligados a devolver los residuos al mar en lugar de llevarlos a tierra».
A día de hoy, Ogyre opera en tres puertos del mar Adriático (Cesenatico, Goro y Porto Garibaldi), pero prevé abrirse paso hasta el océano para contribuir activamente a la limpieza de todos los mares.
Los productos:
Como nos recuerda un vídeo en la página de inicio de Ogyre en el mundo, cada minuto, se produce un millón de botellas, mientras que sólo se recicla el 7% del plástico. Preocupante, ¿no?
En concreto, los dos productos que reflejan la contribución de Ogyre a nuestro planeta son los Oshorts (bermudas) y los Okini (bikinis). «Okini es basura y estamos orgullosos de ello», reza una publicación en el Instagram de la marca. Se trata de un sencillo eslogan con el que explican que todos los materiales que utilizan son reciclados y que la empresa está continuamente desarrollando nuevas tecnologías para aumentar la proporción de residuos marinos en sus productos.
Cada Okini está fabricado con el equivalente a 3 botellas de plástico, mientras que un Oshort le «roba» 6 botellas al mar. Además, estos productos son totalmente reciclables y están fabricados con un polímero único que garantiza su trazabilidad. Y no solo los bañadores ayudan a limpiar el océano de plástico, sino que también tenemos el Obottle, la botella de agua de Ogyre que combate las botellas desechables.
Comprar en Ogyre contribuye de forma directa y tangible a salvar el mar: un bañador retira 2 kg de plástico y un Obottle, 1 kg. Por ello, el cliente se define como contribuyente y no como consumidor.
Restablecer el equilibrio entre el ser humano y el mar no es tarea fácil
El WWF calcula que cada año acaban en el mar entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas de residuos plásticos y que, si esta tendencia no se revierte, para 2050 el habrá más residuos que peces. Empresas como Ogyre, gracias a su influencia positiva, reducen la brecha entre el medio ambiente y nuestros errores cotidianos, pero no son suficientes por sí solas.
Para recordarnos y recordarte el poder de nuestras acciones individuales, cerramos con una reflexión de Tom Szaky, fundador de Terracycle (cuya historia puedes leer aquí):
Los consumidores suelen pensar que son impotentes, que las grandes empresas o los gobiernos son los responsables de resolver los problemas medioambientales. Sin embargo, ¡lo más paradójico de todo es que lo único que hacen las grandes marcas como Amazon, Walmart y Coca-Cola es fijarse en el consumidor! Este es el único que tiene el poder; tenemos el poder de cambiar las cosas.