Hoy en día, mucha gente cuida su piel.
Una rutina sostenible para el cuidado de la piel es un gesto de cariño hacia nosotros, hecho sobre todo para mantenernos con un aspecto fresco y saludable, o para tratar afecciones cutáneas como el acné, del que oímos hablar mucho últimamente.
Esta última es una enfermedad crónica de la piel que afecta a jóvenes y adultos, y que también está causada por factores externos como el estrés diario y la contaminación atmosférica.
Siempre me he sentido obligada a apoyar a quienes, como yo, la padecen, sugiriéndoles que se sometan a un examen dermatológico por especialistas, que sabrán cómo ayudarles mejor.
Para obtener resultados satisfactorios, debemos comprender lo crucial que es el cuidado de la piel y cómo la elección de los productos adecuados para nosotros y el medio ambiente puede marcar la diferencia. Una rutina sostenible para el cuidado de la piel puede ayudar mucho.
A menudo caemos en la tentación de seguir las tendencias del momento o las sugerencias del influencer de turno. Por desgracia, este comportamiento no siempre garantiza buenos resultados y, de hecho, a menudo se traduce en productos abandonados y sin usar que habrán vaciado nuestros bolsillos y no beneficiarán al medio ambiente.
Pocos pero buenos en tu rutina sostenible
¿Qué significa esta expresión?
A menudo tenemos la percepción de que cuantos más productos utilicemos, mejores serán los resultados. Para la piel del rostro, esto no funciona exactamente así.
Limitarte a utilizar los clásicos:
- Detergente
- Tónico
- Crema de día y crema de noche
- Crema contorno de ojos
- El agua termal
puede aportar un bienestar y un equilibrio inesperados.
Identificar nuestro tipo de piel hará que los siguientes pasos sean mucho más fáciles y rápidos.
Pequeños hábitos sostenibles para que nuestra piel sea más sana
Nosotros también podemos marcar la diferencia a nuestra manera, empezando por algunos hábitos muy sencillos.
En primer lugar, pensemos en cuántas almohadillas de algodón utilizamos cada día para desmaquillarnos de la mejor manera posible. Muchas, ¿verdad? Pues existe una solución y además es mucho más ecológica de lo que crees.
Existen muchas alternativas en el mercado: almohadillas de microfibra lavables y reutilizables hasta el infinito. También podemos utilizar sencillas toallitas biodegradables.
También existen en el mercado cosméticos sin plástico, que son 100% naturales porque están compuestos de mantecas vegetales y aceites esenciales. Podrían confundirse con simples jabones, pero esconden mucho más en su interior. Además, no contienen agua, lo que permite alargar su vida útil.
Lush y Lamazuna son las empresas más reconocidas en Europa actualmente, en estas tiendas también podemos encontrar diferentes variedades de jabones sólidos como:
- Champús
- Limpiadores faciales
- Baños de burbujas
- Desodorantes
- Perfumes
Incluso los dentífricos y las mascarillas faciales se han convertido en productos sin envases y que se activan con el agua.
Y si queremos ir más allá con nuestros hábitos naturales, ¿por qué no probar productos caseros para una rutina rápida y fácil?
¿Por qué estos productos son buenos para el medio ambiente? Al estar contenidos en envases de papel reciclado, no hay problema de desechar plástico, reduciendo así la producción de CO2.
Otros elementos que ayudan en tu rutina sostenible para el cuidado de la piel
También es importante comprar productos no testados en animales. Este hábito puede ayudarnos a detener esta práctica lo antes posible, por lo que es mejor preferir empresas pequeñas e independientes que puedan garantizar una mayor trazabilidad y transparencia sobre cómo producen lo que venden. Creer en los valores que se comparten es una buena forma de apoyar a las pequeñas empresas emergentes que suelen producir en menores cantidades y con métodos naturales.
El uso del agua es otra cuestión clave a la que debemos prestar mucha atención. A estas alturas todos somos conscientes de los problemas climáticos, por lo que el uso prolongado de agua para lavarnos o para nuestro cuidado diario de la piel puede contribuir a futuros problemas. Utilizar en su lugar la cantidad necesaria es un gesto responsable y muy sencillo.
Las elecciones conscientes son un gran paso hacia la sostenibilidad. Según Euromonitor International, solo en América en 2018 se vendieron 152.100 millones de unidades de envases de belleza y cuidado personal, algunos nunca reciclados. Con la pandemia, después de un descenso natural inicial en el consumo, el cuidado de la piel se ha convertido en una tendencia que ha provocado un verdadero auge en la oferta.
Una rutina sostenible para el cuidado de la piel, nos ayuda en la elección, porque comprar prestando atención a estos sencillos pasos puede ayudarnos tanto a nosotros mismos, porque estaremos utilizando productos menos dañinos para nuestra piel, como a nuestro planeta.
