Antes de responder a esta pregunta debemos empezar por conocer a los componentes de esta historia. Por un lado, está; Loro Piana, una empresa italiana de productos de lujo, especializada en la fabricación de prendas de vestir y accesorios de alta gama. La empresa es conocida por utilizar fibras naturales de alta calidad, como la vicuña, en sus productos.
Por otro lado, está Lucanas, una comunidad en Ayacucho, Perú, donde su población es predominantemente indígena, conocida también como la capital de la vicuña. La vicuña, por otro lado, es un animal silvestre que pertenece a la familia de los camélidos. Se encuentra principalmente en los países de la región andina de América del Sur, incluido Perú. La fibra de vicuña es considerada una de las más finas del mundo y es muy apreciada en la industria textil de lujo.
Como se entrelazan estas realidades
En 1969 se estableció un tratado internacional que ayudaba a establecer normas para un mercado legal de la fibra de vicuña. Dictaba que los ingresos derivados de la esquila del animal debían ser “una alternativa de producción económica en beneficio del poblador andino”. Esto debido a que anteriormente las vicuñas fueron cazadas casi hasta el punto de la extinción en el siglo XX, por cazadores que les disparaban para extraer su pelaje en lugar de esquilarlas vivas.
En 1992, el Gobierno de Fujimori decide retomar la comercialización con la fibra de vicuña. Exploró el interés a nivel internacional, ofreciendo como premio un monopolio en el mercado de la vicuña durante la próxima década. Loro Piana emergió como el principal inversionista en 1994.
Sin embargo, en estos 30 años de relación comercial las ventajas para la comunidad han sido imperceptibles o nulas. Así lo evidencio un reportaje de Bloomberg publicado en marzo 2024. Este informe reveló que la comunidad indígena de Lucanas, en medio de una situación de extrema pobreza, trabaja de forma gratuita para Loro Piana.
La legislación como agente desestabilizador
En 1995 se promulgó una legislación en Perú que otorgaba a las comunidades indígenas el privilegio exclusivo de llevar a cabo la esquila y comercialización de la fibra de vicuña. Con la condición de que los animales hayan sido localizados dentro de sus territorios. Pero dicha ley fue modificada el 24 de septiembre de 2000, permitiendo, así, que las empresas privadas puedan comprar terrenos y acceder a las vicuñas de manera directa. Otorgandoles los mismos derechos que a las comunidades campasinas indígenas.
Esta modificación fue propulsada por Alfonso Martínez, que en ese entonces lideraba el departamento gubernamental que se ocupaba de la regulación del mercado de la vicuña.
Poco tiempo después, Martínez abandonó el Gobierno y estableció una compañía que opera como intermediaria entre comunidades indígenas y compradores de fibra de vicuña. En el año 2007, Loro Piana contrató a Martínez para ocupar el puesto de gerente general en su subsidiaria en Perú. Y aunque Martínez falleció en 2019, durante su gestión se enfocó en implementar el decreto emitido por Fujimori. Registros de propiedad revelan que Loro Piana adquirió alrededor de 2.000 hectáreas cerca a Lucanas por un valor de USD $160.000. Esto le permitiría asegurar su acceso a las vicuñas y que los animales no pudieran escapar y ser esquilado por terceros. Con la consciencia de que esto tendría consecuencias importantes como la pérdida de diversidad genética y una menor esperanza de vida para los animales.
Pobreza para unos y riqueza para otros
Mientras que un abrigo de Loro Piana se vende en USD $ 33.425,00 el precio por kilo lana de vicuña es en promedio de USD $ 280,00 según el informe Serfor (Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre de Perú).
El margen de ganancia es por mucho favorable para marca, y es importante subrayar que el kilo de lana no viene pagado directamente a los comuneros, ya que ellos trabajan como voluntarios.
Vamos a explicarlo mejor: los USD $ 280,00 se pagan a la directiva de la comunidad. Ellos después de distribuir pagos administrativos, el remanente sirve para pagos de comuneros siendo este entre USD $ 10,00 o USD $ 20,00 por trabajo finalizado muchas veces en varios días de esquila.
Como lucanino, como peruano, me encantaría utilizar una prenda confeccionada con lana de vicuña. No obstante, está absolutamente prohibido
Sosaya, residente de Lucanas
Resulta paradójico que, a pesar de su papel crucial en la conservación y aprovechamiento de la vicuña, individuos de la comunidad como Barrientos y Papias Sosaya, experto en capturar los animales durante su esquila, nunca hayan poseído una prenda de vicuña. «Jamás he tenido una prenda de vicuña… porque está prohibido», indica la mujer, señalando una desconexión entre el trabajo colectivo y los lujosos productos finales disponibles exclusivamente para una élite global.
La prohibición no es real, pero esta percepción probablemente se deba a la posición de los comuneros con relación a la industria textil.
Como funciona la industria del lujo en la moda
La industria del lujo se caracteriza por su enfoque en la exclusividad, artesanalidad, calidad y la customer experience (experiencia del cliente). Esto abarca todas las industrias del lujo, incluida la de la moda. Para justificar sus altos precios, las marcas deben ofrecer al consumidor la sensación de exclusividad, ya sea produciendo artículos en cantidades limitadas o reforzando el sentido de pertenencia a mundo aristocrático insertado en el imaginario colectivo a través del tiempo.
Es fundamental también ofrecer artículos elaborados en materiales prestigiosos. Aquí interviene nuevamente la exclusividad, ya que los materiales utilizados suelen ser escasos y / o difíciles de obtener.
Con sede en el norte de Italia, Loro Piana produce textiles superlativos y artículos de lujo utilizando las materias primas más finas y raras del mundo. La búsqueda de la excelencia ha sido su misión durante seis generaciones.
Loro Piana Grupo LVHM
Fibra de vicuña como garantía de excelencia en los productos Loro Piana a través de su página web y del grupo LVMH son muestra de que la fibra juega un papel crucial como potenciador de ventas en las estrategias utilizadas por la marca.
¿Entonces por qué si esta fibra es tan preciada, los comuneros no la comercializan directamente? Esto se debe al desconocimiento del funcionamiento de la industria del lujo en esta comunidad. Lucanas tiene una población de alrededor de 2700 personas, la mayoría en estado de pobreza, el lado opuesto del lujo. Este es un sector de la industria de la moda del todo desconocido para esta población.
Ética vs. integridad detrás del silencio del lujo
La diferencia entre precio y valor no son simples conceptos. El precio es la cantidad de dinero que se asigna a un determinado producto para su venta, mientras que el valor es la percepción positiva o negativa que genera determinado producto con base en su funcionalidad, procedencia, emociones, etc. La industria del lujo se vale de este concepto para “valorizar” sus prendas. Sin embargo, ¿qué valor tiene un producto si carece de integridad?
Al igual que la diferencia entre precio y valor, la ética no es lo mismo que la integridad. La ética se refiere a un conjunto de principios que idealmente deberían guiar el comportamiento, mientras que la integridad implica actuar de manera coherente con esos principios éticos. Por lo tanto, si un producto no ha sido fabricado bajo normas éticas o integrales, tendrá un valor negativo. Y si estas normas éticas e integrales se mantienen invisibles o silenciadas, el producto no será transparente. Pero este disfraz le ayudará a aumentar su precio.
El caso Loro Piana y Lucanas nos enseña que la industria de la moda sea rápida o lenta, tiene aún muchas grietas que arreglar. Se necesita más conciencia por parte de los empresarios, pero sin duda y aún más importante, legislaciones a favor de los derechos del trabajador, los animales y el ambiente que se cumplan y se custodien firmemente.