Mayo es el mes en que el mundo parece renacer tras el largo invierno. Es el momento en que los días se alargan, los prados se tiñen de flores y llega el suave calor del sol primaveral, incluso en la tierra de Albión, donde vivo.
Cuando empezamos a pensar en las vacaciones de verano o de invierno, según el hemisferio en el que vivamos, nuestro deseo de pasar tiempo en contacto con la naturaleza se hace evidente. ¿Sabías que existe el trastorno por déficit de naturaleza? Elizabeth Valverde nos lo cuenta en este interesante artículo sobre el trastorno por déficit de naturaleza.
Y mientras continúan las preocupaciones por los niveles de ozono troposférico y la constante y rápida erosión de nuestras costas, por fin podemos celebrar una gran investigación y unos resultados intachables llevados a cabo por una valiente y talentosa becaria ecuatoriana, Gina San Andrés, en colaboración con la Universidad de Basilicata (Italia).
Y también ha llegado el momento de hablarles de nuevas aventuras personales que me llevarán a dejar mi puesto de redactor jefe de la revista. No ha sido una decisión fácil ni tomada a la ligera, pero sí necesaria para mí en estos momentos. He decidido dedicarme plenamente a mi máster en Escritura Creativa en la Universidad de Birkbeck (el segundo, pero no el último) y a mi trabajo como escritora de ficción.
Esta revista es y seguirá siendo un proyecto muy querido para mí por los temas que trata, pero también y sobre todo por las maravillosas personas que se han cruzado en mi camino y con las que he tenido el honor de colaborar a lo largo de estos casi dos años, empezando por nuestra fundadora Karyna Prieto, defensora incansable del respeto a nuestro mundo natural, de los derechos de los más débiles y de la necesidad de tomar decisiones éticas
Ha sido un viaje extraordinario, y ha sido un honor compartirlo con todos ustedes, queridos lectores. Pero todo viaje tiene su final, y ahora es el momento de embarcarme en una nueva aventura.
Con afecto y gratitud,
Mara Girone