Bosques verticales: los rascacielos que respiran

Sofía Falke
Translator
Viviana Grasso

Las ciudades del siglo XXI enfrentan desafíos ambientales de una magnitud sin precedentes. El crecimiento urbano descontrolado, la contaminación atmosférica y el aumento de las temperaturas debido al efecto isla de calor urbano son solo algunos de los problemas que amenazan la calidad de vida de los habitantes.  En este contexto, ha emergido una solución arquitectónica que combina funcionalidad y sostenibilidad: los bosques verticales, estructuras que convierten los rascacielos en pulmones verdes para las ciudades.

Desde que el arquitecto italiano Stefano Boeri revolucionara el diseño urbano con su proyecto «Bosco Verticale» en Milán, esta tendencia ha ganado fuerza en todo el mundo. Pero, ¿qué son exactamente estos rascacielos cubiertos de vegetación, y cómo están cambiando el panorama urbano y ambiental?

El nacimiento de una idea que se convirtió en tendencia: ¿qué son los bosques verticales?

Los bosques verticales son edificios diseñados para albergar una amplia variedad de plantas en sus fachadas y terrazas, creando un ecosistema vertical en medio de la ciudad. A simple vista, son una fusión entre arquitectura y naturaleza, pero su propósito trasciende lo estético. 

Estas construcciones buscan mitigar el impacto ambiental de las ciudades y contribuir a la salud pública mediante la regulación del clima local. El resultado: mejorar la calidad del aire y aumentar la biodiversidad.

El primer bosque vertical del mundo, es el «Bosco Verticale», inaugurado en 2014 en Milán. Este proyecto está compuesto por dos torres residenciales, alberga más de 900 árboles, 5,000 arbustos y 11,000 plantas perennes. Más de 2.000 especies vegetales cubren sus fachadas. 

Stefano Boeri comenzó este proyecto con el claro objetivo de luchar contra la polución que ataca la ciudad de Milán

De esta forma se convirtió en un verdadero bosque en el corazón de la metrópoli italiana. Desde entonces, el concepto se ha replicado en ciudades como Singapur, París, Shanghái y São Paulo, demostrando que la idea es adaptable a diferentes contextos climáticos y culturales.

El efecto isla de calor urbano: una solución al sobre calentamiento de las ciudades

Una de las problemáticas más importantes que enfrentan las ciudades modernas es el efecto isla de calor urbano. Este término se refiere a las superficies artificiales como el asfalto y el concreto que absorben y retienen el calor, elevando significativamente las temperaturas locales. 

Este fenómeno, a su vez, aumenta la demanda energética para el enfriamiento de los edificios, contribuyendo indirectamente a la emisión de gases de efecto invernadero.

Por ello los bosques verticales se presentan como una solución innovadora. La vegetación que recubre estas estructuras actúa como un aislante natural, reduciendo la cantidad de calor que absorben los edificios. Además, las plantas liberan humedad a través de la transpiración, lo que ayuda a enfriar el aire circundante y mejora el microclima urbano.

Un estudio realizado en Singapur demostró que las fachadas verdes pueden reducir las temperaturas superficiales hasta en 5 °C, un efecto significativo en climas cálidos y húmedos. Este tipo de construcción no solo beneficia a los residentes del edificio, sino también a las áreas circundantes, creando una red de espacios más frescos en la ciudad.

PARKROYAL - Singapur. ArchDaily
PARKROYAL – Singapur. ArchDaily

Un filtro natural contra la contaminación del aire

La contaminación atmosférica es otro de los grandes retos que enfrentan las ciudades. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 90% de la población urbana mundial respira aire contaminado, lo que contribuye a millones de muertes prematuras cada año.

Los bosques verticales desempeñan un papel crucial en la mejora de la calidad del aire. Durante la fotosíntesis, las plantas absorben dióxido de carbono y liberan oxígeno, reduciendo los niveles de este gas en el ambiente. Además, las hojas y ramas de los árboles atrapan partículas contaminantes como polvo, hollín y metales pesados, actuando como un filtro natural.

En el caso del «Bosco Verticale», se estima que las plantas de sus fachadas absorben más de 20,000 kg de dióxido de carbono al año. Este impacto puede parecer pequeño en comparación con las necesidades globales, pero cuando se combina con otras estrategias urbanas, puede marcar una diferencia significativa.

Un refugio para la biodiversidad en las ciudades

La urbanización masiva ha tenido un impacto devastador en la biodiversidad, desplazando a numerosas especies de flora y fauna. Sin embargo, los bosques verticales están cambiando esta dinámica al proporcionar un hábitat para aves, insectos y pequeños mamíferos en medio de los entornos urbanos.

Torre Rosewood - Brasil
Torre Rosewood – Brasil

En el «Bosco Verticale» de Milán, se han registrado más de 1,600 especies de aves e insectos que utilizan las plantas como refugio y fuente de alimento. Esta integración de naturaleza y urbanismo no solo beneficia al ecosistema, sino que también tiene un impacto positivo en los habitantes de la ciudad, al permitirles reconectarse con la naturaleza.

Otros proyectos, como el «One Central Park» en Sídney, han adoptado un enfoque similar, incorporando sistemas de riego y nutrientes específicos para mantener la salud de las plantas y atraer especies autóctonas. Estos ejemplos demuestran que es posible combinar desarrollo urbano con conservación de la biodiversidad.

Retos y limitaciones de los bosques verticales

Aunque los bosques verticales presentan numerosos beneficios, también enfrentan desafíos significativos. Uno de los principales obstáculos es su alto costo de construcción y mantenimiento. Incorporar sistemas de riego automatizados, seleccionar plantas adecuadas y contratar especialistas en paisajismo puede aumentar considerablemente el presupuesto de un proyecto. Por ejemplo, el Bosco Verticale se llevó a cabo con un presupuesto de 65 millones de euros.

Nanjing Zendai Himalayas Center - China
Nanjing Zendai Himalayas Center – China

Además, las condiciones climáticas extremas pueden dificultar el éxito de estas estructuras en ciertas regiones. En lugares con climas secos o fuertes vientos, es necesario implementar medidas adicionales para garantizar la supervivencia de las plantas.

Por otro lado, algunos críticos argumentan que los bosques verticales son una solución superficial que no aborda las causas profundas de los problemas ambientales, como la dependencia de los combustibles fósiles o la falta de espacios verdes accesibles para todos los ciudadanos. Sin embargo, muchos urbanistas defienden estas iniciativas como un paso en la dirección correcta hacia un modelo de desarrollo más sostenible.

El futuro de las ciudades: de junglas de concreto a oasis verdes

En un mundo donde el cambio climático y la urbanización son desafíos cada vez más urgentes, los bosques verticales representan una visión esperanzadora del futuro. Estas estructuras no solo transforman la apariencia de las ciudades, sino que también ofrecen soluciones prácticas a problemas ambientales críticos, como el calor extremo, la contaminación del aire y la pérdida de biodiversidad.

Edificio de la Fundación ACROS Fukuoka - Japón
Edificio de la Fundación ACROS Fukuoka – Japón

Aunque no son ni la única solución ni es perfecta, los bosques verticales son un ejemplo tangible de cómo la innovación arquitectónica puede contribuir al bienestar humano y ambiental. A medida que más ciudades adopten este enfoque, estaremos más cerca de un modelo urbano donde la naturaleza no sea un lujo, sino una parte integral de la vida cotidiana.

En el horizonte de las ciudades del futuro, los rascacielos que respiran son un recordatorio de que, incluso en los entornos más artificiales, la naturaleza puede encontrar un lugar para florecer.