El uso elegante del espacio

Pensamiento arquitectónico consciente

Author
Marco Nardini
English Translation
Chiara Conti
Spanish Translation
Chiara Conti

Fusionar lo mejor de las culturas tradicionales con lo mejor de la modernidad. Crear una arquitectura que sea representativa de las cualidades centenarias de los edificios. Y, al mismo tiempo, manifestar métodos de construcción y materiales contemporáneos. En un uso elegante del espacio. Que tenga en cuenta el entorno y su equilibrio. Este es, en pocas palabras, el objetivo de una arquitectura que no es sólo la expresión de una época. Sino que esté destinada a sobrevivir a la mera moda del momento. En la que el espacio se experimente a lo largo del tiempo. Como una extensión elegante que posee gracia y sencillez. Y que revela el cuidado y el buen gusto con que fue concebida. Sin afectación ni amaneramiento.

Enriquecer la comunidad

Las obras arquitectónicas tienen la función de enriquecer a las comunidades para las que han sido concebidas. No sólo en el momento de su construcción, sino también durante generaciones. Por eso muchos edificios son profundamente queridos y siguen representando a la comunidad. A menudo estas obras tienen un carácter visionario. Porque logran prefigurar las formas concretas en que una sociedad se representa a sí misma. Teniendo esto en cuenta, un ethos visionario siempre ha formado parte de la arquitectura. Combinar influencias, estilos, formas. Fusionar lo mejor de la cultura contemporánea con la representación de las cualidades seculares de los lugares. Y yuxtaponer metódicamente circunstancias constructivas y materiales. Con el objetivo de enriquecer la comunidad haciéndola más sólida, eficaz y agradable.

Vista interior del Radhuset, el ayuntamiento de Oslo - Foto Eleanore Stohner
Vista interior del Radhuset, el ayuntamiento de Oslo – Foto Eleanore Stohner


Inspirados por la abundancia del universo

Existe una increíble variedad de posibilidades para lograrlo. Todo lo maravilloso que ocurre en el universo puede interpretarse como el resultado de la interacción de unidades individuales. Ocultas en las profundidades de la materia. Como las notas de un pentagrama. En sintonía unas con otras. Y a partir de ellas determinan la constitución íntima de una arquitectura. Como las cuerdas de un instrumento que tocan una melodía ordenada y armoniosa. El elegante uso del espacio nos cuenta la historia de un destino extraordinario. Habla con entusiasmo y transmite toda la opulencia de un descubrimiento fuera de lo común. La visión innovadora de un universo que emerge de un cuento ofrece múltiples niveles de interpretación. Dimensiones ocultas, escondidas en los pliegues de la complejidad de las formas espaciales.

Partículas elementales

Los elementos fundadores del espacio, las partículas elementales, describen con inteligencia y viveza las complejas relaciones que actúan entre las partes. Las discontinuidades, los espacios que generan otros espacios. Mediante el hábil uso de analogías y metáforas. Fascinante y envolvente. En un estimulante crescendo de descubrimientos. Que hace inmediatamente accesible la complejidad y sofisticación del concepto arquitectónico.

La noción de espacio arquitectónico no es reciente. Su origen es antiguo. Y se ha transmitido en la tradición a través de la idea de un espacio perceptivo subjetivo. Queriendo destacar que lo que fascina en él es sobre todo la experiencia de quien lo recorre y habita. Pero el espacio también tiene una connotación simbólica. La metáfora ya mencionada de la «música del espacio» es también eficaz para expresar su complejidad y elegancia.

Catedral gótica de Milán (Duomo). Foto: Antonio Cansino
Catedral gótica de Milán (Duomo). Foto: Antonio Cansino

La aportación de la historia

A lo largo de los dos últimos siglos, los historiadores han concedido una importancia creciente al concepto de espacio arquitectónico. Esbozando, en el estudio de la historia de la arquitectura, una interpretación de la sensación espacial. Retomando las reflexiones de Hegel, muchos de ellos han propuesto interpretaciones simbólicas del espacio arquitectónico. Exégesis en las que el símbolo se convierte en la explicación más coherente de una obra arquitectónica. Que «habla», por así decirlo, a través de ella. Como la composición cruciforme de una catedral gótica. Donde el pathos del espacio gótico se corresponde con el misticismo religioso de la Edad Media. Estableciendo afinidades entre la organización espacial del edificio y el debate cultural contemporáneo. Ambos lugares representativos del saber. Cuyo principio de subdivisión corresponde a una jerarquía de niveles de conocimiento.

Experiencia estética

Hoy en día, no nos cabe duda de que el espacio arquitectónico solicita una experiencia estética en quienes se encuentran, aunque sea ocasionalmente, siendo su usuario y habitante. Quizá sea la principal fuente de este tipo de experiencia. Un ritmo de existencia. Que, a diferencia de las artes figurativas, exige ir más allá de la pura observación. Porque el usuario se sumerge en un espacio de experiencia.

El arquitecto, como diseñador, forja espacios. Les confiere cualidades (elegancia, atmósfera, condición). Hoy también en la dimensión virtual y digital. En este contexto, el habitante experimenta ciertas emociones; irradiadas por el espacio. Es importante el uso de la luz, los materiales y los colores. El espacio elegante ofrece al sujeto una promesa. Una oportunidad de vivir una experiencia compartida. Eso hace posible el proceso subjetivo. Y es en esa experiencia donde puede surgir el pensamiento arquitectónico consciente.

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