El término biourbanismo ha entrado en el léxico de la planificación hace unos años. Pero, ¿qué significa biourbanismo? Sin duda deriva de la disciplina del urbanismo. Pero el biourbanismo es una idea que integra varias disciplinas. Es un concepto interdisciplinar basado en la arquitectura paisajística, el diseño urbano y la ciencia ecológica. El biourbanismo puede entenderse como un programa de planificación y diseño urbano que asiste a diversos actores con el objetivo de concebir y realizar ciudades más sanas y eficientes.
Naturaleza y Cultura
En otras palabras, el biourbanismo concibe las ciudades como una forma de medio ambiente. Una mezcla de “naturaleza” y “cultura”. Un hábitat que puede responder positivamente a los retos medioambientales locales y globales, conteniendo la degradación y mejorando los entornos naturales. Los avances de la ciencia medioambiental han subrayado la criticidad del impacto antropogénico precisamente a causa de los asentamientos humanos, señalando cómo la alteración radical de lugares no diseñados es un problema de primer orden. Los lugares salvajes, alterados por la presencia humana, corren peligro de derrumbarse. Son lugares salvajes y sistemas biológicos complejos de los que depende en gran medida la salud del hábitat, incluido el antropogénico.
El Antropoceno
Algunos definen el Antropoceno como una evolución de la tierra en la que los parajes naturales del planeta cambian radicalmente por la acción humana. Pero, más allá de las categorías, está claro que el uso sistemático de la tierra no es un modelo sostenible. Además, las ciudades mal diseñadas, congestionadas y contaminadas son sitios inhabitables. Y puesto que gran parte de la población humana vive en aglomeraciones urbanas, las ciudades deben ser capaces de garantizar un nivel de vida aceptable para las comunidades.
¿Qué es el biourbanismo?
El biourbanismo es un enfoque integrado de la planificación. Centrado en los sistemas urbanos y sus factores biológicos y antropogénicos, define el estado de la ciudad. Estos factores abarcan los ámbitos de la energía, la movilidad, el agua, la alimentación y los residuos; y los sistemas integrados relacionados con la economía, la tecnología, las infraestructuras y el paisaje. Al final del proceso se ejemplifican mediante índices que expresan su potencial. Con este marco orgánico es posible llegar a soluciones realistas para mejorar las ciudades y las comunidades.
Un método eficaz
Si, por tanto, el biourbanismo es un método de análisis, su punto fuerte es la integración. La interdisciplinariedad facilita la consecución de objetivos mediante la convergencia de opciones. Y es un cambio de paradigma en el pensamiento porque permite transformar los entornos urbanos en lugares más sanos, vibrantes y resistentes al clima, descarbonizar el entorno construido y responder mejor a las necesidades de los ciudadanos.
Objetivos
El biourbanismo nos muestra cómo la planificación urbana holística puede utilizarse como una poderosa arma en la lucha contra la emergencia climática. Explorando la interconexión de los distintos sistemas biológicos y urbanos que conforman el tejido urbano. Demostrando y detallando las mejoras que deben introducir las ciudades para mitigar los efectos del cambio climático. Y actuando directamente sobre la crisis de la biodiversidad. Por último, explorando las relaciones interdisciplinares y el papel de la arquitectura del paisaje en la consecución de estos objetivos.
Algo nuevo. Mejor dicho, algo antiguo
El biourbanismo se centra en el organismo urbano, considerándolo un sistema hipercomplejo. Analiza su dinámica interna y externa y sus implicaciones mutuas. Hay algo en esto que nos remite a la ciudad histórica y sus estratificaciones. Besim Hakim, miembro del Instituto Americano de Arquitectos y experto en la materia, afirma: «Los entornos construidos tradicionalmente se acercan más al comportamiento de los sistemas naturales que la práctica contemporánea y moderna.
Todos los descubrimientos científicos recientes relacionados con la teoría de la complejidad y el fenómeno de la emergencia confirman que las prácticas y procesos que han producido los entornos construidos tradicionales siguen principios similares a los descubiertos por la ciencia en su formación, cambio, crecimiento y declive.
De hecho, el organismo urbano está compuesto por capas interconectadas. De estructuras dinámicas que se influyen mutuamente. Solo un análisis evolutivo del conjunto conectado es capaz de interpretar su complejidad. Hakim explica: «Todos los descubrimientos científicos recientes relacionados con la teoría de la complejidad y el fenómeno de la emergencia confirman que las prácticas y procesos que han producido los entornos construidos tradicionales siguen principios similares a los descubiertos por la ciencia en su formación, cambio, crecimiento y declive.»
La similitud de enfoques no solo radica en la metodología común, sino también en el contenido y los resultados. Una ciudad representa, a todos los efectos, un medio ambiente, un entorno vital primordial de la especie humana. El biourbanismo proyecta configuraciones ambientales óptimas. Definidas a diferentes escalas de intervención. Que, mediante procesos interrelacionados, garantizan la eficiencia sistémica, pero también la calidad de vida de los habitantes. Un diseño que produce entornos naturales y amables capaces de adaptarse a la evolución del individuo, mejorando la calidad urbana.
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