Los bosques son el punto de inflexión en la lucha contra el cambio climático. Lo saben bien las comunidades indígenas de Acción Andina, unidas en la campaña de reforestación de los Andes.
La cordillera de los Andes cuenta con los bosques más altos del mundo. De hecho, los árboles típicos de la zona, los polylepis, crecen hasta los 5.000 metros de altitud. Sin embargo, esta posición privilegiada no los ha protegido de la deforestación, que en las últimas décadas ha reducido a más de la mitad la superficie de los bosques.
Por qué nació Acción Andina:
Además de la intervención humana, que quemó hectáreas enteras para adaptarlas al pastoreo y cortó arbustos para la producción de madera, el calentamiento global también está jugando su papel. El aumento de las temperaturas está derritiendo rápidamente los glaciares andinos, lo que supone una grave amenaza para la seguridad hídrica de la región.
La primera acción para frenar el daño ambiental a los ecosistemas de la alta montaña andina comenzó en 2000, cuando un grupo de biólogos peruanos fundó ECOAN – Asociación de Ecosistemas Andinos. A lo largo de los años, el proyecto se amplió a seis estados sudamericanos: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina. De la unión de diferentes comunidades locales nació la asociación sin ánimo de lucro Acción Andina, hoy promovida y apoyada por GFG (Global Forest Generation).
La misión de Acción Andina es preservar las 500.000 hectáreas de bosque nativo que aún no están bajo su protección. El trabajo del colectivo en los últimos años ya permitió plantar 3 millones de árboles, entre ellos 1,3 millones de polylepis.
La reforestación es una de las soluciones más sencillas y baratas a la escasez de agua y la pérdida de biodiversidad. No hay ninguna tecnología que pueda hacer lo que los árboles hacen de forma natural. Los bosques son grandes captadores de Co2, protegen la vida salvaje y aseguran el suministro de agua.
En territorios de gran riqueza natural, donde la tradición de la civilización inca aún resuena en contacto con la flora y la fauna, los pueblos indígenas están a la vanguardia de la reforestación. Su contribución es directa. Son ellos los que plantan los árboles junto con los voluntarios; conscientes de que sólo los nuevos bosques podrán protegerles de los desprendimientos y devolverles el agua en la estación seca.
Plantar los árboles adecuados en el lugar adecuado:
Los proyectos de plantación masiva en todo el mundo suelen tener cifras asombrosas.
Por ejemplo, en 2019 Etiopía plantó 350 millones de árboles en menos de 12 horas, batiendo todos los récords. China piensa crear un gran pulmón verde, del tamaño de Alemania, para 2050. Los árboles utilizados suelen ser arbustos de crecimiento rápido (como el pino y el eucalipto), que absorben menos CO2, pero requieren mucha más agua que otras especies. Plantar sólo una variedad de árboles sin evaluar el ecosistema local no es una opción con visión de futuro.
En resumen, habría que plantar los árboles adecuados en el lugar adecuado. Sólo así el impacto de la plantación será positivo en muchos más sentidos y a largo plazo, aprovechando al máximo las características del entorno.
Florent Kaiser, Executive Director de GFG, explica el enfoque de Acción Andina sobre la reforestación:
Trabajamos con científicos y ecologistas para unir las piezas: desde la cartografía ecológica hasta la creación de sistemas de vigilancia y mucho más. El primer paso es la selección del lugar y un criterio clave es la presencia de un bosque maduro cercano del que se puedan obtener semillas y esquejes. Para cultivar árboles en los Andes, empezamos en enero, y de abril a noviembre las familias locales se turnan para cuidar los plantones en los viveros hasta que estén listos para ser trasplantados. (…) En Perú, donde las antiguas tradiciones incas siguen siendo una parte importante de la vida cotidiana, las comunidades indígenas celebran la plantación con festivales que pueden atraer hasta 1.000 personas de varias generaciones para trabajar juntas, plantando hasta 100.000 árboles en un solo día.
Para ver a los nativos andinos en acción, les recomendamos ver este hermoso video.
Devolver a la naturaleza lo que tomamos:
Es hora de dejar de tomar de nuestros ecosistemas, y empezar a devolver.
Según un análisis de Nature Climate Change, proteger lo que queda de la selva tropical restaurando sus partes degradadas podría suponer hasta un 50% de la solución inmediata al cambio climático. Proporcionaría el tiempo necesario para pasar de los combustibles fósiles a las energías renovables. El 80% de la destrucción de los bosques se debe a la producción intensiva de productos básicos como la soja, el aceite de palma y la carne. Además, la FAO señala en su informe de 2020 que sólo el 18% de los bosques del mundo están dentro de áreas protegidas, siendo América del Sur la que alberga la mayor parte.
Para hacer una contribución a la misión de Acción Andina, se puede donar aquí. Por cada 100 dólares recaudados, un nuevo bosque cobra vida, garantizando el sustento de las personas que lo cuidan.
