Para muchos, la cocina es el corazón del hogar. Un lugar de encuentro y calidez donde la familia se reúne y se conecta. ¿Cómo será la cocina del futuro?
Cocines o no, la cocina está presente en tu día a día: ahí guardas tus compras, desempacas los pedidos de restaurantes, sirves bebidas para tus invitados. Sea como sea, es innegable la cualidad que tiene la cocina de promover el compartir y acercar a las personas. Aún más, si vienes de países donde la comida juega un rol muy importante en la interacción familiar.
La cocina se adapta a los habitantes de un hogar, así como a las necesidades de cada época, evolucionando de ser un mero espacio para preparar el alimento a ser uno de los espacios con mayor tránsito en una casa. Los espacios se han abierto, se han tumbado las paredes que la ocultaban y se ha mezclado con otras salas del hogar, como el comedor. Hoy en día, la cocina incluso sirve como espacio de trabajo o entretenimiento, con ambientes más amplios que invitan a quedarse y convivir.
Así como ha cambiado en concepto, la cocina también ha sabido alinearse a las innovaciones tecnológicas, presentando equipos cada vez más funcionales e inteligentes que facilitan las tareas domésticas, convirtiéndose, incluso, en elementos de diseño.
Pero ¿está adaptándose a las nuevas tendencias eco-amigables? ¿existe un enfoque ambientalista en la cocina? ¿qué podemos esperar de las cocinas en el futuro? Pues, gracias al informe del Grupo Cosentino y su Instituto de Investigación Silestone, podemos vislumbrar cómo será este espacio en los próximos 25 años.
Hay muchas vertientes que se deben tomar en cuenta para responder a estas inquietudes. Por ello, para facilitar su identificación, lo dividiremos en 2 categorías. La primera será lo “externo”, es decir, aquellas cosas sobre las que no tenemos decisión directa para generar un cambio. Se trata de aquellas cosas que como consumidor promedio no podemos alterar o cuyo cambio transciende más allá de nosotros mismos. Estos cambios tienen un peso que recae en la industria misma y lo que será capaz de ofrecer. Por ejemplo, materiales para la construcción de la cocina, energía de los equipos o la fabricación de estos. Mientras que, la segunda categoría o lo “interno”, serán las prácticas que cada uno sostiene en su hogar; aquello que podemos manejar directamente como el uso de plásticos, la separación de residuos o lo que decides comprar y los detergentes que queremos utilizar.
Lo externo
Las cocinas continuarán siendo el centro del hogar, con espacios que creen gran comodidad y versatilidad, que sirva a los diferentes individuos sin dejar de ser ese lazo que los une. Incluso, esta importancia se acentuará, por lo que su diseño y construcción tendrán una mayor atención para la distribución de espacios en los nuevos hogares.
Algunas cocinas serán más compactas, de continuar el aumento en los costes inmobiliarios y la tendencia a espacios más pequeños. Sin embargo, no por ello serán menos importantes. Al contrario, para balancear su valor y la reducción de espacios, la demanda de equipos multifuncionales, que ocupen menos espacio, aumentará para poder dotar de todo lo necesario a una cocina.
Más allá de la estética, el diseño se basa en la experiencia y la funcionalidad y, así como la tecnología, debe adaptarse al cambiar de los tiempos y las nuevas demandas. La idea que prevalece el día de hoy (y lo hará en futuro) es la cocina como la habitación más importante de una casa, un lugar para compartir y utilizar la mayor parte del día, por lo que brindar ese sentimiento de atracción y comodidad será importante para reflejar la cocina del futuro: un lugar que ya no es para estar de paso o almacenar, sino para convivir.
Por supuesto, en nuestra cocina del futuro, la estética también es importante para el usuario. Los materiales nobles primarán, ya sean natural o artificialmente conseguidos, se buscará ese efecto cálido y acogedor que representa la casa, la familia. Todo esto sin que represente un daño medioambiental, no se creará a costa del planeta. También, se piensa que se implementarán opciones cada vez más profesionales, como si se tratase de una cocina de restaurante, sin perjudicar a la estética hogareña y de acabado limpio.
La adaptabilidad de los elementos es otro punto que resulta interesante para la personalización de los espacios según el uso u hora del día. Tales como espacios dinámicos que permitan modificar fácilmente la estructura o cambios de color de las superficies de la cocina desde tu teléfono (como lo que hoy se puede realizar con la luz de una habitación) para que el área brinde una sensación de bienestar y alegría según las preferencias del usuario de turno.
Del mismo modo, se prevé que las tendencias tecnológicas en la cocina del futuro, si bien primarán la conectividad y la inteligencia de los electrodomésticos, se innovará en soluciones más sustentables que permitan utilizar de manera más eficiente el agua, la energía y los residuos. Aquí, lo esencial será la simplicidad de uso, así como la seguridad, para asegurar el bienestar integral del usuario. Y, los aparatos ya existentes, como las refrigeradoras u hornos, abarcarán nuevas y mayores funciones fuera de su propósito original, teniendo incluso la capacidad de cuidar nuestra salud restringiendo aquellos alimentos que no debemos consumir, prediciendo aquello que necesitemos ingerir en un momento específico o brindando opciones para aprovechar mejor los alimentos que tenemos en el hogar.
En la actualidad ya podemos observar aparatos cada vez más inteligentes que facilitan las tareas de la cocina y del hogar en general. En el futuro esto no hará más que aumentar. Funciones que permitan conocer al usuario y predecir sus necesidades, aparatos que se adapten a diferentes rutinas y sean tan flexibles como precisos para proveer soluciones adecuadas al usuario y a la situación. La cocina del futuro deberá ser capaz de adaptarse a las diferentes generaciones que conviven en una casa. Debe esultar útil para cada una de ellas según sus hábitos.
La cocina será el espacio del hogar que marcará los hábitos de consumo de las personas, unos hábitos que serán mucho mejores de los que han sido hasta ahora.”
Gastón Acurio
Lo interno
Las decisiones que tomemos, por más pequeñas que sean, nos ayudan a moldear el futuro y la cocina no es la excepción. Aquello que decidamos comprar o dejar de comprar, aquellos cambios que hagamos en nuestra rutina, todo tendrá un impacto en el planeta. Depende de nosotros que sea positivo o negativo.
En el ya mencionado estudio de Silestone, se consulta la opinión de distintos especialistas, como arquitectos, diseñadores, gastrónomos, o sociólogos, para que otorguen una visión desde su ámbito profesional. Uno de ellos, Gastón Acurio -chef peruano y uno de los máximos exponentes de su gastronomía- pronostica que “en los próximos 25 años, la cocina recuperará su lugar. Retomaremos el dialogo y decidiremos correctamente qué compraremos y por qué, qué cosas vamos a cocinar en base a lo que es bueno para el cuerpo, para el alma, para el medio ambiente, la economía local, las personas que nos rodean y la vida en general.”
Con el boom de los alimentos orgánicos y la preferencia de alimentos menos procesados, no resulta inverosímil el futuro que el chef plantea. Tras décadas de alimentos ultra procesados que acaparaban los supermercados, hoy ya podemos ver marcas enfocadas en productos más sanos. Los pesticidas y otros químicos además de ser contaminantes para el medio ambiente perjudican la salud de cualquier ser vivo próximo al área, y conllevan graves consecuencias a nuestra propia salud al ingerir dichos alimentos.
Además, las personas se preocupan cada vez más por su salud y bienestar físico. Lo podemos observar con las múltiples aplicaciones que existen para rastrear calorías y proteínas; la demanda de vitaminas, suplementos alimenticios y alternativas al azúcar; rutinas de ejercicios, de cuidado facial y corporal. Queremos vernos y sentirnos bien. Por lo que, la digitalización y rastreo de nuestros alimentos incrementará y mejorará para brindarnos información más precisa de lo que necesitamos.
Asimismo, hay muchas cuestiones de las cuales quizás no estamos conscientes al momento de hacer las compras. No nos preguntamos cuánto producto se desperdicia, cuánto no llega al consumidor, las condiciones laborales, las emisiones de carbono generadas. Un sinfín de preocupaciones interminables que no quisiéramos pensar, pero que tristemente van atadas a nuestras decisiones de compra.
Estemos más consciente de qué, cómo y cuándo comprar
Las decisiones domésticas y cotidianas también pueden desencadenar cambios importantes. A través de la información, la cocina del hogar puede cambiar el mundo”
Gastón Acurio
Por ejemplo, evita comprar alimentos fuera de su temporada. Si nos ceñimos a lo establecido por la naturaleza será mejor para ella y para nosotros. El demandar frutas fuera de su estación significa una sobreexplotación de recursos, mayores emisiones de carbono (al ser transportados de lugares donde sí es su temporada), y un mayor gasto energético para refrigerarlos y asegurar que llegue en óptimo estado. Será mucho mejor comprar local no solo para el ambiente sino para contribuir con la economía de tu ciudad.
Tampoco seamos tan exigente en cuanto a color o tamaño. Según Acurio, el 40% de lo que se produce es desechado por no tener el tamaño adecuado o presentar alguna mancha. ¿Te imaginas a cuántas cestas equivale esa fruta o vegetal descartado? ¿Cuántos niños que padecen hambre podrían alimentarse con esa cifra? Y sin mencionar la cantidad de energía y agua utilizada para producir algo que luego se botará. Un desperdicio total. Aquí, como en todo, aparte de nuestras acciones, las empresas, los productores y otros agentes importantes de la industria necesitan encontrar maneras más optimas, sustentables y sostenibles de operar.
Lo mismo tendría que suceder con nuestros residuos. Nuestro objetivo será la circularidad en todos los aspectos de nuestra vida para evitar que nuestros actos continúen destruyendo a la tierra. Así, aprenderemos a reutilizar nuestros residuos para aprovechar al máximo los recursos que tenemos. Seremos capaces de utilizar los desechos de cocina como compost o fertilizante en nuestros propios jardines de manera óptima y más fácil que la actual. Al igual que formas más efectivas de lograr la eliminación de plásticos de un solo uso y clasificación de residuos, para su correcto reciclaje, según su procedencia.
Cultiva todo lo que puedas ¿Qué mejor manera de asegurarse que tus alimentos sean frescos y de calidad? No tienes porqué necesitar de un gran jardín para empezar. Si no tienes mucho espacio en tu casa puedes cultivar en pequeñas macetas aquello que más utilices o algunas hierbas para aderezar tus comidas. No sólo ahorrarás algún dinero, sino que tendrás más vida en tu hogar, mejorará tu estado anímico y hasta tendrás aire más limpio. Menta, albahaca, cebolla china, orégano o romero son algunas plantas que podrías tener en casa.
Estas son solo algunas de las miles de pequeñas cosas que podemos acoplar a nuestra vida para ayudar a preservar la naturaleza. Al parecer, en el futuro seremos más conscientes de nuestras acciones y actuaremos acorde a la situación del mundo.
Si no cambiamos nuestros hábitos pronto tendremos que enfrentarnos a la inminente escasez de alimentos, de energía y otros recursos. Cambiar nuestros hábitos como consumidores, como empresas, como sociedad es vital para el bienestar de nuestro planeta y nuestra vida misma.
