Hoy en día, millones de personas trabajan en la industria de la moda. Y un gran número de ellos ven vulnerados sus derechos humanos fundamentales. Los trabajadores de la confección, de los cuales las mujeres representan el 80%, se enfrentan a la pobreza, condiciones de trabajo complejas y continuas violaciones a sus derechos, mientras que la legislación de su país (generalmente países en desarrollo y no solo) no suele darles una protección.
La explotación puede comprender:
- Salario mínimo demasiado bajo
- Trabajo forzoso
- Horario de trabajo excesivos
- Ausencia de contratos y seguridad social
- Falta de condiciones laborales seguras
- Acoso a las trabajadoras
- Violación a la libertad de asociación
- Trabajo infantil
Según Fashion Revolution, la mayoría de los trabajadores de la confección al percibir bajos salarios no pueden permitirse cubrir necesidades humanas básicas como la alimentación, la vivienda y la atención sanitaria.
Su Índice de Transparencia de la Moda reveló que el 99% de las grandes firmas de moda continúan sin informar el número de trabajadores de su cadena de suministro que cobran un salario digno. Asimismo, indica que solo el 23% explica la prevalencia de violaciones relacionadas con la esclavitud moderna y los factores de riesgo en su cadena de producción.
Casi el 97% de los artículos de moda del sector proceden de países como Bangladesh, Camboya, China, India, Indonesia, Filipinas, Tailandia o Vietnam.
Reuters estima que la brecha entre el salario mínimo y el salario digno en 28 países productores es de un 48,5%.
Recordando Rana Plaza
El 24 de abril de 2023 se cumplieron 10 años de la catástrofe de Rana Plaza, fecha en que la industria de la moda debió cambiar luego que más de mil trabajadores murieron y alrededor de 2000 resultaron heridos al derrumbarse esta fábrica de Dhaka, Bangladesh.
La investigación posterior reveló que la fábrica contaba con dos plantas ilegales, y que el derrumbe fue producto de las máquinas utilizadas que desestabilizaron la construcción.
Al menos 29 firmas producían en la fábrica Rana Plaza, entre ellas Benetton, JCPenney, Mango, Primark, Walmart e Inditex.
Gracias al Acuerdo de Bangladesh legalmente vinculante sobre Seguridad en la Construcción de Edificios y de Instalaciones de Sistemas contra Incendio, que reunió al gobierno, sindicatos y más de 90 marcas, las fábricas de confección de Bangladesh son seguras para millones de trabajadores.
Perspectiva general
Los trabajadores en la industria textil no cobran lo suficiente como para satisfacer sus necesidades básicas.
Good on You explica que en China el salario mínimo legal sigue estando muy por debajo de un salario digno. Mientras que en Bangladesh, Vietnam e Indonesia, los salarios son sólo entre la cuarta parte y la mitad de lo que un trabajador necesita para llevar una vida digna. Según Clean Clothes Campaign, la diferencia entre los salarios actuales y un salario digno suele ser mayor en los países de producción europeos que en los asiáticos.
En Europa los salarios de los trabajadores de la confección están muy por debajo del umbral de la pobreza. Esto ha dado lugar a la campaña Good Clothes Fair Pay, una iniciativa ciudadana europea a favor de salarios dignos en la cadena de suministro de la moda, que exige una legislación que ayude a conseguir salarios justos para los trabajadores del sector textil y de la confección de todo el mundo.
Legislación protectora
Durante décadas, los trabajadores de la industria a nivel mundial han luchado por salarios justos y condiciones de trabajo seguras, exigiendo leyes que los protejan de la persistente explotación. El aumento de la complejidad de las cadenas de suministro globalizada ha dado lugar a que las firmas pudieran eludir su responsabilidad dejando a los trabajadores indefensos. Es por ello que los reguladores están interviniendo exigiendo a las compañías normativas más estrictas.
Según los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos de la ONU, las empresas tienen la responsabilidad de respetar los derechos humanos de los trabajadores, y no pueden actuar de forma que repercuta negativamente. El ACT es un acuerdo entre 19 firmas mundiales en pos de salarios dignos para los trabajadores de las cadenas de suministro textil y de la confección, que opera en Turquía, Bangladesh y Camboya. Algunos de los que suscribieron el acuerdo son H&M, Inditex, Primark, PVH Corp. y Zalando.
Estados Unidos
En el estado de California existe desde 2010 la Ley de Transparencia en las Cadenas de Suministro. Mientras que en 2021 se creó la Ley de Protección de los Trabajadores de la Confección que permite a los trabajadores recurrir a las compañías que han subcontratado a las empresas que los contratan.
En 2022 se promulgaron la Assembly Bill A8352en Nueva York que exige a los vendedores y fabricantes de moda al por menor que hagan públicas sus políticas de diligencia debida en materia medioambiental y social; y la S. 3578 Slave-Free Business Certification Act que exige a determinadas empresas que revelen el uso de trabajo forzoso en su cadena de suministro directo.
Unión Europea
La Unión Europea cuenta con un Sistema de Preferencias Generalizadas (SPG) el cual proporciona acceso preferencial al mercado de la UE, teniendo como objetivos primordiales: contribuir a la erradicación de la pobreza al expandir las exportaciones de los países en vías de desarrollo y garantizar los derechos humanos y laborales fundamentales.
Asimismo, el Parlamento Europeo aprobó una normativa para integrar los derechos humanos y el impacto medioambiental en la gobernanza, que obligará a las empresas de todos los sectores a prevenir, eliminar o mitigar el impacto negativo de sus actividades, haciendo responsables a las empresas que incumplan pudiendo ser sancionadas por las autoridades nacionales de supervisión.
En países de la UE, como Alemania se ha adoptado la Ley sobre la diligencia debida de las empresas en las cadenas de suministro, y en Francia la Ley 2017-399 sobre el deber de diligencia de las sociedades.
Otros países
En Gran Bretaña existe desde 2015 la Modern Slavery Act; mientras que Australia cuenta desde 2018 con la Ley sobre la Esclavitud Moderna. Ambas abordan las condiciones laborales en las cadenas de suministro mundiales.
Si bien existen normativas que protegen los derechos de los trabajadores desde hace tiempo, la falta de aplicación efectiva y el debil poder de sanción ha permitido los continuos abusos de derechos humanos en la industria.
Para que cualquier legislación sea eficaz a la hora de mejorar los derechos de los trabajadores de la confección en toda la cadena de suministro mundial, deben existir medios y mecanismos claros para su aplicación, mecanismos de denuncia independientes que permitan a los trabajadores presentar reclamaciones fácilmente y resultados obligatorios en materia de derechos laborales.
Theresa Haas, Directora de Estrategias Mundiales de Workers United.
Esclavitud moderna
Según las Naciones Unidas, la esclavitud moderna hace referencia a situaciones de explotación en las que una persona se encuentra y no puede rechazar o abandonar debido a amenazas, violencia, coerción, engaño o abuso de poder.
De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cerca de 50 millones de personas son víctimas de este tipo de explotación, que ha aumentado en los últimos años como consecuencia del modelo económico de la moda rápida basada en la sobreproducción, presionando la cadena de suministro que no puede satisfacer las operaciones habituales.
Según el informe Índice Global de Esclavitud 2023, esta esclavitud se encuentra presente en las industrias caracterizadas por la informalidad.
Casi dos tercios de todos los casos de trabajo forzoso están relacionados con las cadenas mundiales de suministro, y la mayoría de estos casos de trabajo forzoso se encuentran en los niveles más bajos de las cadenas de suministro, como la extracción de materias primas y las fases de producción.
Pero hay una errónea convicción de que las malas condiciones laborales del sector solo afectan a países tercer mundistas ya que se han visto implicados en repetidos casos de esclavitud moderna.
Sin embargo, este tipo de violaciones a los derechos humanos también se pueden encontrar en países del primer mundo.
Cerca de casa
En 2020 en Gran Bretaña, Labour Behind the Label publicó pruebas que ponían al descubierto el trabajo forzoso en las fábricas de confección de la ciudad de Leicester, Inglaterra, revelando que a los trabajadores se les obligaba a trabajar largas jornadas laborales por 3 libras la hora y obligándolos a trabajar sin medidas de distanciamiento social durante la pandemia.
Una investigación de The New York Times recolectó evidencia de alrededor de sesenta mujeres de la región de Apulia, Italia que trabajaban desde su casa o en un pequeño taller sin un contrato regulado en el sector textil de la moda italiana y por un bajo salario.
Asia Floor Wage Alliance (Afwa) junto a 20 sindicatos de trabajadores presentaron una demanda contra Nike por incumplimiento de las normas de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) por impagos a sus proveedores después de que la empresa cancelara pedidos en 2020.
Por otro lado, Afwa junto a Global Labor Justice-International Labor Rights Forum (GLJ-Ilrf) reclamaron contra grandes compañías como Nike, Levi’s y VF Corporation (propietaria de Supreme, Timberland, The North Face y Vans) para que compensaran a los trabajadores por el retraso de pagos de salarios durante la pandemia.
Visión a futuro
La industria de la moda se encuentra bajo la lupa. El íntegro precio de una prenda debe incluir un salario digno con el que puedan vivir los trabajadores que la confeccionan.
Una mayor transparencia permite identificar los riesgos que puedan menoscabar los derechos humanos de los trabajadores.
Para ello es fundamental la regulación de legislaciones sobre explotación laboral a lo largo de la cadena de suministro que obligue a las compañías a supervisar e informar sobre su impacto y las haga responsables de los abusos cometidos.
Un salario digno no es un lujo, es un derecho humano fundamental.
Fashion Revolution.