Los documentales que exploran los problemas del cambio climático arrojan cada vez más luz sobre el papel que las personas pueden desempeñar para marcar la diferencia. El controvertido «Sea-spiracy» realiza un análisis exhaustivo del estado de los océanos y mares del mundo. Desempaca problemas de sobrepesca, caza de ballenas y piscifactorías, por nombrar solo algunos.
El documental detalla la corrupción tanto dentro de la industria pesquera como dentro de los gobiernos locales, nacionales e internacionales, así como entre organizaciones benéficas y grupos de presión, destacando cuán profundamente arraigados están los problemas que enfrentan nuestros mares y océanos. Pero el mensaje al final del documental no fue un estímulo de protesta contra los gobiernos y las compañías que facilitan el agotamiento de nuestros océanos. El mensaje final de la película de 90 minutos fue una súplica a los espectadores. Una súplica para detenerse, pensar y volverse vegano para reducir la demanda de pescado y productos animales y la cantidad de pesca en los océanos.
Cuando vi por primera vez esta película, en 2021, había una gran expectativa en torno al tema y me sentí un poco decepcionada por el mensaje final. La película pasó su totalidad exponiendo y criticando las prácticas de gobiernos, corporaciones y organizaciones benéfica y cómo contribuyen al mal estado de nuestros océanos en la actualidad. Poner la presión sobre el individuo parecía en ese momento una escapatoria. ¿Por qué mis acciones en solitario deberían ser la clave para resolver los males de los océanos? Sin embargo, comprender y apreciar el impacto de las decisiones individuales, aunque no parecía el curso de acción más revolucionario en ese momento, es a menudo lo que hace que las corporaciones y los gobiernos presten atención.
Cuando la acción individual se vuelve colectiva, el poder del consumidor comienza a obligar a las instituciones y organismos más grandes a mirar sus propias prácticas para satisfacer las expectativas de aquellos de quienes dependen para obtener ganancias y apoyo.
Demanda del consumidor y su influencia en el mercado
Una de las principales formas en que los consumidores ejercen poder es a través de su demanda de productos y servicios sostenibles. A medida que crece la conciencia del consumidor y la conciencia ambiental, hay un cambio correspondiente en el comportamiento de compra. Los consumidores buscan cada vez más alternativas ecológicas, productos con huellas de carbono reducidas y productos de origen ético. El aumento de las leches de origen vegetal es un fuerte ejemplo de cómo el comportamiento del consumidor está interrumpiendo la industria láctea. Representa el 8% de las ventas de «leche” en el 2020 y se espera que duplique su demanda para el 2025.
Esta creciente demanda de sostenibilidad envía una poderosa señal a las empresas. Para seguir siendo competitivas, las empresas deben adaptarse a la evolución de las preferencias de los consumidores. Se ven obligadas a incorporar prácticas sostenibles en sus operaciones, cadenas de suministro y ofertas de productos. El poder del consumidor radica en su capacidad para influir en la dinámica del mercado y dar forma al comportamiento corporativo.
Impulsando la innovación y el avance tecnológico
A través de su demanda de opciones sostenibles, los consumidores impulsan la innovación y el avance tecnológico. A medida que el mercado se desplaza hacia la sostenibilidad, las empresas se ven obligadas a invertir en investigación y desarrollo para crear tecnologías sostenibles nuevas y mejoradas. Por ejemplo, la demanda de fuentes de energía renovables ha llevado a avances significativos en energía solar, eólica e hidroeléctrica. En el Reino Unido, un informe del 2021 de EY reveló que el 62% de los consumidores tienen más probabilidades de comprar un producto o servicio que sea sostenible, mientras que el 76% prefiere comprar y usar energía sostenible generada en su propia comunidad.
Los consumidores han desempeñado un papel crucial en esta transición al apoyar y adoptar estas tecnologías. Al adoptar innovaciones sostenibles, los consumidores contribuyen a un futuro energético más limpio y resiliente.
Sensibilización e influencia en las políticas
Los consumidores poseen una capacidad única para crear conciencia e influir en las decisiones políticas. A través de las plataformas de redes sociales, los movimientos de base y la acción colectiva, pueden poner de relieve los problemas ambientales críticos. Al amplificar sus voces y unir fuerzas, los consumidores llaman la atención sobre los desafíos de sostenibilidad y abogan por el cambio.
Además, el activismo del consumidor puede influir en los responsables políticos. Cuando los individuos exigen colectivamente prácticas sostenibles, es más probable que los gobiernos promulguen regulaciones que apoyen los objetivos ambientales. Los consumidores pueden participar en campañas, firmar peticiones y participar en esfuerzos de promoción para crear una oleada de apoyo a políticas sostenibles.
El poder del consumidor va más allá de la influencia económica. También da forma a las normas culturales y los valores sociales. Al tomar decisiones sostenibles, los consumidores son un ejemplo para los demás e inspiran un cambio colectivo en el comportamiento. Cuando las prácticas sostenibles se convierten en la norma, crean un efecto dominó que alienta a otros a seguir su ejemplo.
Las bolsas de compras reutilizables, una vez consideradas una opción de nicho, se han adoptado ampliamente debido a la demanda de los consumidores. Este cambio en el comportamiento ha llevado a la reducción de los desechos plásticos y ha transformado la forma en que percibimos las acciones cotidianas. Al normalizar los hábitos sostenibles, los consumidores influyen en un cambio cultural más amplio y allanan el camino para un mundo más sostenible.
Hacia la colectividad
En la transición hacia la sostenibilidad, la responsabilidad no debe detenerse con el individuo. Todavía hay una gran cantidad de presión y penalización que debe centrarse en los gobiernos, organizaciones y corporaciones multinacionales que tienen la influencia y los recursos disponibles para evitar un descenso a un mayor caos climático. Sin embargo, subestimar el poder del individuo en la configuración de las industrias y la acción administrativa sirve para ignorar cuánto cambio se puede crear a través de los cambios cotidianos en nuestro comportamiento, hacia un fin más ecológico. Una combinación de ambos es vital para realizar estos cambios en la dirección de la sostenibilidad.