Actualmente nos estamos enfrentando a una crisis económica consecuencia de dos años de pandemia y el conflicto reciente de Ucrania y Rusia. Por otro lado, no debemos olvidar la crisis ambiental, principalmente provocada por el cambio climático.
Pero no es la primera vez que nos encontramos con una situación similar. Con la crisis a principios de la década de los 2000, el mundo de la moda ya sufrió un gran cambio económico.
Moda: reflejo de la situación actual
La moda se entiende debido al contexto social y económico, siendo un reflejo de cada momento y lugar. Se puede saber mucha información sobre una época simplemente viendo fotos o retratos donde la vestimenta sea visible; es un factor muy importante dentro de las características socioeconómicas.
Por lo que podemos confirmar que una crisis económica tiene un gran impacto sobre este contexto.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), las muertes por COVID-19 estarían entre 6,8 y 10 millones de personas en todo el mundo. Como consecuencia, nuestra manera de percibir el mundo ha cambiado, y con ella nuestros hábitos.
La ONU estimó en 2020, que el impacto del coronavirus en la industria textil y moda sería de 1.500 millones de dólares, siendo más notorio para países como Estados Unidos y Japón.
Pero la moda siempre se ha adaptado a los cambios y en esta crisis post-covid, hemos sufrido un gran cambio llevado al terreno tecnológico. Es cierto que muchos negocios se vieron obligados a cerrar dada la falta de ingresos, pero muchos otros se adaptaron a la situación, desde empezar a fabricar mascarillas reutilizables, lavables y personalizadas, a cambiar el lugar de venta, de presencial a online, también provocado por el cambio de consumo y hábitos.
El gran salto al comercio electrónico o e-commerce
Incluso hoy día que ya hemos vuelto a la nueva normalidad, muchas personas prefieren seguir comprando ropa por internet.
Por otro lado, estamos de acuerdo que uno de los mayores cambios que ha sufrido el sector textil como resultado de las consecuencias del COVID es el auge de la moda sostenible. Según la ONU, la industria de la moda tiene un valor de 2,5 billones de dólares al año, y recuperarse de esta crisis es un verdadero reto.
En marzo de 2020 la pandemia nos obligó a parar nuestras vidas, a quedarnos en casa en cuarentena, generando un impacto muy negativo económicamente, como ya hemos explicado, de pérdidas, cierres de negocios, etc. Pero esa pausa nos sirvió para reflexionar sobre cómo estábamos llevando nuestras vidas. También sirvió para dar un respiro al planeta y recapacitar.
2022, un año difícil, otra crisis económica
En cuanto a la guerra de Ucrania y Rusia, los países europeos ya notan un cambio económico, principalmente en el mercado internacional. Esto ha afectado no sólo al transporte de mercancías y productos, si no a la producción. Existe una gran dependencia del gas ruso, por lo que en Europa ya se están buscando alternativas, principalmente energía sostenible.
Por otro lado, no debemos olvidar que, a parte de las consecuencias de la pandemia y el conflicto en Ucrania, seguimos luchando contra la crisis climática. El calentamiento global sigue siendo el mayor desafío al que el planeta se está enfrentando.
Especialmente en 2022 se ha notado que la temperatura ha aumentado más de 0,81 °C en zonas del hemisferio norte. Durante los últimos meses no hemos parado de ver noticias de alerta sobre incendios, sequías, olas de calor y altas temperaturas del mar, provocando una emergencia climática.
Esto, sumado a la falta de suministros de energía ha obligado a Gobiernos como el de España a limitar el aire acondicionado a 27 grados en comercios, transporte o centros de trabajo durante el verano.
Piensa en positivo, piensa en verde.
Como consecuencia de este contexto social y económico, mirando por nuestro bolsillo, las búsquedas de moda de segunda mano han aumentado casi un 50% en el último año. Además, las búsquedas de materiales como ‘piel vegana’, ‘algodón orgánico’ o ‘plástico reciclado’ han aumentado más de un 30%.
Podemos decir que uno de los impactos positivos que ha tenido esta crisis es un apoyo mayor a la eco-revolución. La sostenibilidad se presenta como el futuro ante esta crisis económica.
Muchos diseñadores han optado por evitar todo el plástico que pueden, comprando menos material, optando por un cambio de modelo de negocio afín a la sociedad actual y a esta situación, siendo también muy positivo para el futuro del planeta.