La producción del mundo textil se ha visto envuelto en diferentes polémicas en los últimos años. El consumo de moda ha cambiado; de ser prendas que duran “toda la vida” y pasan de generación en generación a ser pasajera y de baja calidad, ya que muchas veces no duran ni una temporada.
En cuanto a la producción de prendas, en los últimos años principalmente se destaca la moda en masa y el fast fashion. Ambas son un reflejo de lo que la propia sociedad proyecta en la actualidad: todo rápido, barato y sustituible.
Los consumidores demandan ropa nueva, asequible y fashionable prácticamente cada semana.
El rol de la moda rápida tiene un gran impacto en la economía global, por un lado, dando trabajo a más de 300 millones de personas en todo el mundo. Por ejemplo, en países como México, Tailandia, Bangladesh o Pakistán la industria textil representa un alto porcentaje de la economía de estos países. Pero esto es debido a los bajos costes laborales, la amplia fuerza de trabajo y las escasas exigencias medioambientales.
Fast fashion o moda rápida
El fenómeno fast fashion se basa en replicar las tendencias encontradas en las grandes pasarelas de moda, producirlas a precios bajos y repartirlos por las diferentes marcas de retail rápidamente, para así satisfacer las «necesidades» y las altas demandas de los consumidores.
Como su nombre indica este concepto hace referencia a la rapidez de producción de los grandes volúmenes de ropa de la industria de la moda. La causa principal es el cambio de tendencias y la necesidad de innovación por parte de las marcas.
Como consecuencia tenemos miles de toneladas de producción textil que no se llega a consumir del todo. En algunas tiendas pertenecientes a retail tenemos colecciones nuevas cada semana.
Moda ‘con estilo’ a precios bajos pero con un gran impacto medioambiental.
Aspectos negativos del fast fashion:
El fast fashion promueve colecciones durante períodos muy breves, en contraste con el antiguo modelo de cuatro colecciones (primavera, verano, otoño e invierno).
Como consecuencia directa tenemos miles de toneladas de ropa producida que van diretamente al vertedero.
Normalmente las prendas más llamativas, pertenecientes a tendencias breves en el tiempo son para eventos y no las usamos todas las veces que se deberían usar.
En cuanto a la economía personal, nos encontramos con prendas fabricadas de forma rápida, con calidades muy bajas y que no duran, con idea de que vuelvas a comprar.
Al ser tan accesible tener tantas prendas, con el cambio contante de tendencias no llegamos a usar todas las prendas de nuestro armario. ¿Quién no tiene alguna prenda con la etiqueta todavía colgada en el armario?
Moda en masa: producción textil
Por otro lado, aunque se relacione el fast fashion y la fabricación en masa, vamos a ver en qué se diferencias. Ambas tienen una connotación negativa en cuanto a la producción textil se refiere.
La producción en serie es la fabricación del mismo producto en grandes cantidades. La industria de la moda se basa en la producción en masas ya que permite a las empresas producir rápidamente las mismas prendas en diferentes tallas, colores y tejidos. Por otro lado, es mucho más rápida que la producción a mano.
Gracias a Henry Ford y el conocido como ‘fordismo’, la producción en masa permite a las empresas satisfacer demandas de los consumidores al tiempo que se reducen los costes. Es una forma de evitar la escasez de productos en el mercado, aumentando la eficiencia de los procesos de fabricación, haciendo que los procesos de fabricación sean más asequibles.
Desventajas de la producción en masa
La producción en masa hace posible que no se puedan personalizar los productos, llevando todos las mismas prendas.
Por otro lado, resaltamos la principal desventaja y la mas preocupante: el impacto medioambiental y ético, ya que se necesitan grandes cantidades de recursos, entre el agua necesitaba para la producción y el agua que se contamina tras los vertidos de las fábricas. Éticamente, como ya hemos hablado en otros artículos de The Green Side of Pink, la calidad de vida laboral de los trabajadores de fábricas de producción en serie en países como China, Tailandia o Pakistán.
En cuanto a las prendas, no se le atribuye a todos los casos, pero la disminución de calidad, por el proceso de fabricación y producción textil, ya que al ser producidas en cadena se le puede unir el factor fast fashion. Pero no todas las empresas de fabricación de prendas en serie utilizan mala calidad.
Hay que ser conscientes…
En los últimos 5 años, tanto el fast fashion como la producción en masa de prendas ha aumentado en un 400%. ¿Cómo podemos evitarlo?
Compra prendas sólo cuando lo necesites, que sean básicas y que puedas usar y que se puedan adaptar a las diferentes tendencias. No te sientas limitado por ellas, ya que van y vienen. Se puede consumir ‘mass fashion’, siempre que sean prendas de calidad que nos vayan a durar en el tiempo. Recuerda no dejarte llevar por la necesidad de comprar por comprar, piensa muy bien en tus necesidades; las redes sociales, los influencers y el mundo digital incitan al consumismo diario.
Invierte en calidad y no en cantidad.