Que el cambio climático amenaza la biodiversidad es una realidad que cada día niegan menos. Sin embargo, pocos piensan en los cultivos cuando se habla de especies amenazadas. Para garantizar la preservación de estas plantas, se abrió en 2008 el Banco Mundial de Semillas de Svalbard (Noruega). Con más de 1,1 millones de simientes, esta cámara alberga ya la mayor copia de seguridad de la biodiversidad agrícola mundial. A esta colección se sumará por primera vez un envío español: el Ministerio de Ciencia ha anunciado el traslado de más de mil semillas en la primera semana de junio.
El banco se encuentra en el archipiélago de Svalbard, engastado en las entrañas de una montaña; bajo capas de roca virgen de entre 40 y 60 metros de espesor. El permafrost de la montaña mantiene una temperatura estable de entre 3ºC y 4ºC, que se baja hasta los -18ºC de manera artificial para conservar las semillas. Su objetivo es custodiar la mayor variedad de simientes de todo el mundo por si el cambio climático, las guerras, los desastres naturales o cualquier otra catástrofe amenazan los cultivos en el futuro.
Para ello, reciben duplicados de las especies depositadas en los bancos genéticos de países de todo el planeta. Así, si alguna catástrofe erradica un cultivo o, incluso, el depósito original de donde salió la copia hacia Svalbard, el banco tendría otra disponible. Estos depósitos pueden proporcionar además a los investigadores la materia prima necesaria para mejorar la resistencia de las plantaciones a plagas o al cambio climático. Algo especialmente relevante si se tiene en cuenta que la población global no deja de crecer: la ONU estima que en 2050 serán 9,7 los millones de personas que habitarán el planeta, frente a los 7,8 de 2020.
Las muestras descansan en un almacén que se adentra 100 metros en el interior de la montaña. Para llegar a él hay que recorrer un largo túnel. La entrada es un rectángulo de hormigón que destaca en un entorno nevado la mayor parte del año y donde pueden observarse auroras boreales. La construcción, diseñada para resistir terremotos de hasta 10 puntos en la escala de Richter y erupciones volcánicas, está adornada con la obra lumínica Perpetual Repercussion, del artista noruego Dyveke Sanne.
Los inquilinos más repetidos de este búnker son variedades de arroz (más de 150.000 muestras), trigo (con una cantidad similar) y cebada (80.000). De las 1.080 semillas que planea enviar España en junio, 510 son leguminosas, según un comunicado del CSIC. Otras 114 corresponden a especies de trigo.
La cámara guarda también plantas silvestres, que podrían ser útiles a nivel genético para crear nuevas variedades de cultivos. Con cabida para dar refugio a 1,5 millones de simientes, el almacén aún tiene espacio libre. Otras dos salas esperan para cuando esa circunstancia cambie, llevando la capacidad total del banco hasta los 4,5 millones de semillas.
Svalbard abre su puerta tres veces al año para recibir envíos de los bancos genéticos. Estas entidades deben mandar las semillas empaquetadas en unos envases de aluminio determinados; dentro de unas cajas con unas medidas específicas y etiquetadas para su posterior almacenaje.
Con 5.481 especies recibidas de 89 bancos genéticos, Svalbard tiene ya la mayor colección de simientes en «la localización perfecta», según su web. «Noruega es un rincón seguro y tranquilo en el norte, muy lejos de los bancos genéticos que albergan las colecciones originales, situados más al sur», expone el banco.
Reconoce, sin embargo, que no es inmune al calentamiento. Por eso, entre 2016 y 2019 se hicieron obras de mejora en la entrada, para aumentar su resistencia al agua de cara al posible deshielo. También se mantiene una monitorización constante del estado del almacén y de las semillas. «Es bueno saber que Noruega está preparada para dar los pasos necesarios para garantizar la seguridad de las semillas, incluso en situaciones venideras», concluye el banco en su web.